Jesús Asensi Vendrell. Tendría que ser más que evidente que el bien atrae a todas las personas, pues nos ayuda a conseguir uno de los fines principales de nuestra vida: ser felices. Pero resulta que algunos se empeñan en negar la evidencia y afirman que la verdad no existe, que todo es relativo, y que, por lo tanto, una cosa es buena o mala según las circunstancias. Por eso resulta estéril el diálogo con las personas escépticas o que han hecho del relativismo su forma de vida. Pues no entran jamás en razón ni admiten lo evidente: que los padres tienen el derecho primigenio de la educación de sus hijos. Y como son ellos los que también pagan impuestos, el Estado tiene la obligación de facilitarles el tipo de educación que deseen para su prole. Pero no, no hay forma de que entren en razón.