Los símbolos y ornamentos de un Pontificado
Pedro Sáez Martínez de Ubago. estaquemos algunos de los principales símbolos de que nos disponemos a ser testigos.
El ANILLO DEL PESCADOR. Su nombre se debe al antiguo oficio de pescador del apóstol San Pedro, el primer papa. Cada Sumo Pontífice porta un anillo, hecho con los restos del usado por el anterior, donde se grabará un nuevo sello. Este Anillo del Pescador tiene la imagen de san Pedro pescando en un bote, bordeado por el nombre del papa que ocupa la sede en ese momento en latín. El anillo del papa anterior es retirado por el cardenal Camarlengo e impuesto al nuevo por el Decano del Sacro Colegio en la ceremonia de su proclamación solemne.
Al tiempo que se impone el anillo, el cardenal Protodiácono impone al Papa el PALIO. Insignia que actualmente llevan en torno a su cuello sobre todo los arzobispos en las celebraciones más solemnes. Es una tira de tela blanca, con seis cruces, que cuelga del cuello sobre los hombros, a modo de collar o bufanda, con dos puntas que caen una por delante y otra por detrás. En el imperio romano era un distintivo para los que el emperador quería honrar, y luego pasó a honrar al papa y a los obispos a quien el papa se lo concedía. Hoy se impone a los arzobispos como “signo de la autoridad metropolitana y símbolo de unidad y estimulo de fortaleza”. El palio, cuyo uso regula el CIC en su canon 437, debe estar elaborado de lana de cordero y depositado ante la tumba de San Pedro.
Así, con el PALIO y con el BÁCULO, se une al pescador de hombres la simbología del Buen Pastor del rebaño de los creyentes y éste a la imagen de Jesús como Cordero de Dios. No hay que ignorar la simbología del cordero en la iconografía paleo cristiana.
Se da la casualidad de que Benedicto XVI innovó la heráldica pontificia, introduciendo el palio en el escudo y retirando la tiara, desusada desde Juan Pablo I, que ha sido sustituida por la mitra.
La TIARA y la MITRA. La tiara es una especie de mitra cónica u ovalada y rodeado de tres coronas –la palabra deriva del griego τιάρα- que simbolizaban la triple potestad del Romano Pontífice sobre sacerdotes, profetas y reyes. La MITRA, del griego “μίτρα”, es, a su vez, un tocado o gorro para la cabeza, a modo de tiara, cinturón o diadema, aparece en el Antiguo Testamento hablando de los sacerdotes (Ex 29, 9; 39, 28-31): algunas biblias lo traducen como “turbante” o bien por “birreta”. Nótese que, en la ordenación de un obispo, la mitra simboliza el yelmo armado con los cuernos de ambos testamentos que la Iglesia impone a su paladín.
El BÁCULO, palabra que proviene del latín “baculum, baculus”, en diminutivo “bacilus”, que significa bastón o cayado. En sentido figurado y simbólico pasó a indicar “apoyo”, por su función de ayuda para camina, y sobretodo “autoridad”, por el paralelo con la vara o bastón con que el pastor guía y gobierna a su rebaño, como se ve en el salmo 23: “tu vara y tu cayado me confortan”.
Así, si el bastón de mando es algo inherente a la autoridad en muchas manifestaciones culturales, en el ámbito eclesiástico el báculo pasó a ser la insignia simbólica del obispo como pastor de la comunidad cristiana. Por ello el obispo –y el Papa es Obispo de Roma- recibe el báculo el día de su ordenación, como uno de los signos explicativos de su ministerio: “por la entrega del báculo pastoral, se pone de manifiesto su función de regir la iglesia que le ha sido encomendada” (Ritual 26). Cuando lo recibe escucha estas palabras: “recibe el báculo, signo de pastor, y cuida de toda tu grey, porque el Espíritu Santo te ha constituido obispo para que apacientes la Iglesia de Dios”.
Ya desusadas, están las mulas o sandalias del pescador. Otras prendas, sotana, solideo tocado con que se cubre el sacerdote y que se quita, de ahí el nombre sólo para Dios, en latín “soli Deo”-, faja, estola, casulla, cíngulo, amito, con que es revestido el pontífice son ornamentos propios del sacerdote y no voy a incidir aquí en su simbología. Sin embargo quedan dos aspectos importantes de la indumentaria pontificia que conviene reseñar. Los ornamentos rojos y la sotana y solideo blancos.
En realidad, el color propio del romano pontífice es el COLOR ROJO. Color utilizado en la liturgia católica propia de Pentecostés, el Espíritu Santo y las fiestas de los apóstoles y mártires, evocando el fuego de la caridad y sangre derramada por Cristo. Por eso rojas eran las mulas y roja son la estola y la capa del Papa.
Igual que se ha querido ver en la Curia pontificia y, particularmente, en el Colegio Cardenalicio, un trasunto del Senado Romano, cuya toga estaba orlada en rojo, igualmente se ha querido ver en el rojo pontificio una reminiscencia de la púrpura imperial. Por eso, los cardenales, como creados por el Papa y sus más íntimos colaboradores, visten el color rojo o púrpura.
¿Por qué entonces el Papa viste sotana, faja y solideo blancos? Aquí la respuesta está más en la tradición que en la simbología. El blanco en la Iglesia ha significado siempre la pureza, y blanca por ello es el alba –del latín albus- con que el sacerdote se reviste para el ejercicio de su ministerio. Blanca era también la túnica que cubría a los bautizados y a los catecúmenos. De ahí el actual color blanco del mantón de cristianar o que se denominara “domingo in albis” al domingo siguiente al de Pascua, en que quienes habían sido bautizados en esta fiesta acudían al templo vestidos con el alba.
Sin embargo hoy, la sotana, faja y solideo blancos obedecen a la costumbre de algunos pontífices de conservar, bajo las vestiduras de la dignidad del Ministerio Petrino, el hábito propio de su orden, si éstos provenían del clero regular. Así blancos eran los hábitos del cister o de la Orden de Predicadores, a la que pertenecía San Pío V, Papa a partir del cual, pero no sin que haya precedentes anteriores, se ha impuesto tal costumbre.