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Los Santos... Inocentes

Miguel Ángel Guijarro. 22 de mayo. Este fin de semana se deciden muchas cosas en nuestra Liga. Tanto en las posiciones europeas como en los puestos de descenso y la tensión se palpa en cada ciudad en la que su equipo se juega la vida. Especialmente en aquellas en las que  planea la sombra del descenso ya que el drama económico que asedia nuestro país se ceba especialmente con los equipos llamados modestos que sucumben ante los delirios de grandeza de sus dirigentes. El descenso para muchos es la ruina e incluso la posible desaparición por lo que se encomiendan a todos los santos habidos y por haber para que la pelotita entre en la portería contraria. Nunca he entendido ese fervor hacia determinados santos, suponiendo que el suyo, es más agradecido que el del rival. ¿Tiene más fuerza San Fermín para evitar el descenso de Osasuna o la Virgen de La Cinta para salvar al Recreativo? ¿San Saturio empujará los goles del Numancia o será la Virgen de Covadonga la que arrime el hombro para que el Sporting no caiga en el pozo? Dejemos a los Santos en paz que bastantes solicitudes y mucho más importantes tienen y que los profesionales hagan su trabajo. El problema es que en estos momentos, la sinrazón se apodera de dirigentes, jugadores y aficionados olvidando que el error humano existe. Si los árbitros son vejados y despreciados durante toda la campaña, en estos momentos se convierten en el blanco al que tirar. Nadie se enfada con un jugador suyo si falla una ocasión clara o un penalti pero si el que yerra es el colegiado, empiezan las suspicacias y se vislumbran manos negras por todos los lados. El fin de semana pasada hubo decisiones complicadas en las que no acertaron los colegiados, pero tanto en el penalti al Numancia, como en el de Montjuic o el del Calderón, todos los que han protestado, han escrito y han hablado del error del colegiado, lo han hecho tras ver la repetición cien veces. Seamos serios, lo errores existen y existirán siempre y el que quiera ver más allá que se dedique a otra cosa. Si un equipo baja es porque no ha merecido estar más arriba, no por un error puntual. La regularidad sirve para estar arriba pero también para bajar y eso es algo que tendrán que reconocer tarde o temprano aquellos que buscan excusas en decisiones arbitrales. Respetemos a los árbitros y sobre todo a los Santos.   

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