Los voceros de la “derecha sin complejos” deben marcharse para despejar el camino a la sociedad civil
Javier Benegas. 26 de febrero.
http://lasclasesmedias.blogspot.com/2009/02/los-voceros-de-la-derecha-sin-complejos.html
Los presuntamente más combativos y valientes de todos cuantos se han bautizado a sí mismos como “creadores de opinión”, Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos, se quedaron afónicos este pasado sábado 14 de febrero. Tras años de arrogarse el título de defensores de la derecha sin complejos y del liberalismo de pura cepa, ellos que nunca se callan, los voceros del reino, han devenido en periodistas silenciosos y sospechosamente apocados cuando tocaba tirar de convicción y demostrar entereza para dar fe de un gesto de soberanía popular. Pero, ¡oh, sorpresa!, han resultado ser tan convenientemente ciegos y sordos como sus más denostados rivales periodísticos.
Es hora ya de decirle a Federico que sus diatribas, disfrazadas de dignidad y valentía, no son más que torpes movimientos tácticos, a ratos histéricos, que hieden a oportunismo o a pánico, según proceda. Y que en su frenesí por fabricar munición al mismo ritmo que la malgasta, hace de la imprescindible estrategia un bien inalcanzable. Cuando uno mueve pieza en función de la oportunidad, del interés del momento o la simple compulsión, convierte la partida en una sucesión de jugadas absurdas, cuyo resultado final no puede ser otro que el desastre. Y en ese desastre estamos y, para colmo de males, divididos. Y, entre tanto, por el camino van quedado abandonados todos los incondicionales, esos mismos ciudadanos a los que se inyectó un persistente estimulante cuya más dolorosa secuela es la incapacidad crónica para razonar por sí mismos.
Hay que poner negro sobre blanco y empezar a abrir los ojos, aunque a muchos les resulte particularmente doloroso. La gravísima situación en la que nos encontramos así lo demanda y no hay tiempo ya para más confusión. Hay que aclararse. Federico ha tenido los medios y la oportunidad para liderar a una buena parte de la sociedad civil española en pos de legítimos objetivos. Pero lejos de unir a los ciudadanos de bien, ha generado entre ellos enormes fracturas e irreconciliables antagonismos, al tiempo que ha contribuido como pocos a que los debates fundamentales se redujeran a un “quítate tú que me pongo yo”, sin demostrar voluntad alguna para cuestionar a la casta parasitaria en sí, sino, muy al contrario, convirtiéndose él mismo junto con Pedro J. Ramírez en agentes del sistema, al servicio de una parte muy concreta y en beneficio de sí mismos.
Desde hace ya tiempo, Federico Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez, tanto monta, monta tanto, han sido cooperadores necesarios en una suerte de alianza a medio camino entre “Sociedad Limitada” y “Unión Temporal de Empresas”, con el fin de promover y sacar rendimiento a todas y cada una de las causas susceptibles de ser manipuladas y vendidas como productos aptos para el consumo de masas. Una alianza indigna, jactanciosa y ensoberbecida que se ha atribuido el poder de poner y quitar rey con el fin de ganar imperios mediáticos para mayor beneficio de ambos. Lo cual, y en última instancia, podría ser hasta lícito si no fuera porque para tal fin han usado como argamasa los restos en descomposición de las más nobles causas y han tenido a bien adjudicar a los ciudadanos el papel de peones sacrificables.
Llegados a este punto, sólo resta pedirles que se marchen y despejen el camino. No podemos permitirnos el lujo de seguir perdiendo el tiempo en reyertas entre facciones, intereses particulares y prebendas. España avanza imparable en dirección al abismo, y si España cae con ella caeremos todos.