Manifiesto del Bruc
Somatemps. 8 de junio de 2014. El 2 de mayo de 1808, con la sublevación popular en Madrid, empezaba la Guerra de la Independencia Española. Esta guerra tiene, en la Historia de España, un significado muy especial, puesto que por primera vez el pueblo como tal entraba a la Historia, dejando de ser un mero objeto pasivo en manos de los poderosos y convirtiéndose así en sujeto histórico. La Guerra de la Independencia es la primera manifestación de nacionalismo moderno en España, entendido éste como efervescencia de un profundo espíritu patriótico por parte del conjunto del pueblo. Abandonados por las élites afrancesadas, los españoles hacen frente al invasor francés, y Napoleón, que había paseado sus águilas triunfantes por todo Europa, derrotando a prusianos, austríacos y rusos, conoce por primera vez el sabor de la derrota en tierras españolas, enfrentado a un ejército irregular de labradores y menestrales.
Por una parte muy importante de los españoles, de ideas tradicionalistas, los franceses no eran sólo invasores extranjeros, sino además portadores de unas ideas jacobinas que iban en contra de sus creencias más profundas. Otra parte de los españoles simpatizaba con las ideas liberales, pero no creía que la libertad y la soberanía nacional fueran compatibles con las bayonetas de los soldados franceses: eran liberales, sí, pero antes de que liberales eran españoles. Estos dos sectores de la sociedad española, que más adelante se enfrentarán entre sí y teñirán de sangre buena parte del siglo XIX en una pugna estéril, van juntos sin fisuras: el espíritu patriótico, catalizado por la invasión y la humillación, deja en segundo término las diferencias partidistas.
Cómo se vive todo esto en Cataluña? Hay alguna conciencia de “nación oprimida”? Se ven los franceses como los liberadores del yugo “español”? No, la única conciencia de nación oprimida era la de España y el único yugo era el francés. Desde el principio, el movimiento que se inicia en toda España tiene su eco en Cataluña, sin ningún “hecho diferencial”. Nadie esgrime el 1714 como argumento de división entre españoles. A todas las villas y pueblos de Cataluña resuena el toque del somatén, y campesinos y gente humilde cogen los trabucos y hostilizan al invasor. Gestas como la del Bruc o la heroica defensa de Gerona son claras referencias históricas del fervor patriótico de los catalanes en defensa de una España libre de imposiciones extranjeras.
Aquí, en el Bruc, el junio de 1808 el invencible ejército napoleónico, conquistador de toda Europa, fue derrotado por dos veces por unas pocas tropas regulares del Ejército español y por voluntarios del somatén catalanes de Manresa, Igualada, Tàrrega y cercanías. De entre ellos se dice que había uno, Isidre Lluçà y Casanoves, hijo de Santpedor, que utilizaba un tambor de las cofradías, y la reverberación del sonido del tambor al chocar con las paredes de Montserrat hizo creer a los invasores que el número de soldados españoles era muy superior al que realmente había.
La gesta del Bruc, que hoy conmemoramos con noble orgullo, como catalanes que somos y, por lo tanto, españoles, es un símbolo no sólo del temple de nuestra gente y de su heroicidad en momentos críticos de la Historia, sino también del catalanismo hispánico que siempre se ha vivido en nuestra tierra. Así, la gente humilde de estas comarcas, igual que hicieron en todo Cataluña y en España entera, se levantará en armas contra el invasor francés por la libertad y la independencia de España, que no fue vista como algo ajeno, sino como la identidad propia puesta en peligro.
Y este mismo patriotismo sano y este mismo amor en la propia tierra, en Cataluña y en toda España que inspiraron al “timbaler” del Bruc y a todos los catalanes que se levantaron en armas contra los invasores napoleónicos, es el que venimos hoy aquí a reivindicar. ¡¡VIVA ESPAÑA Y VIVA CATALUÑA!!