Rafael Nieto. 24 de febrero.

Miguel Bernad, secretario general del sindicato Manos Limpias, lleva muchos años luchando por la independencia de la justicia, lamentablemente casi en solitario y no con mucha suerte hasta el momento. En la entrevista que nos concede hoy, muestra su satisfacción por la destitución de Bermejo, y alerta de que Garzón sigue haciendo un daño irreparable al Poder Judicial, por lo que debería ser inhabilitado de inmediato. Sí es, en cambio, optimista con el nuevo ministro del ramo, del que destaca su “talante” más democrático que el de su predecesor.

Señor Bernad, ¿qué le ha parecido el cese o la destitución de Mariano Fernández Bermejo?

La valoración es positiva, totalmente positiva para la democracia y la credibilidad de las instituciones, porque era un clamor popular que un ministro, con estos comportamientos…, no solamente ya la cacería, que ha terminado con una intervención en el Congreso de los Diputados que daba vergüenza, poco menos que como un torero que ha cortado dos orejas y rabo, que salía triunfante. Yo creo que estos dos años que ha estado Bermejo al frente del Ministerio han sido dos años nefastos para la justicia española, con enfrentamientos con sus propios magistrados, jueces, fiscales, una huelga de justicia que nunca se había producido, y unas actuaciones que lejos de dar mayor credibilidad al Poder Judicial lo han estado emponzoñando, con unas actuaciones no solamente sectarias y partidistas, sino rayando lo que puede permitir el Estado de Derecho y la legalidad vigente. Yo creo que ha sido un triunfo de la democracia, y para que la sociedad española probemos que aún existe un mínimo de decencia a la hora de que comportamientos de personajes que desempeñan un puesto clave dentro del Gobierno de la nación, no puedan estar ni un minuto más, después de estas actuaciones a lo largo de dos años que han sido totalmente negativas, y que no hemos visto además ningún aspecto positivo que pueda decirse, en un balance, que ha tenido momentos de éxito…, ha sido un balance, desde el inicio, de un absoluto fracaso.

¿Qué referencias tiene el sindicato Manos Limpias del nuevo ministro, Francisco Caamaño?

Bueno, yo a este hombre le traté hace años por unas denuncias que en su momento presentó el sindicato Manos Limpias. Yo creo que tiene otro talante y otra formación, creo que va a mejorar muy mucho la imagen de ese departamento ministerial, y como digo, el talante que es muy diferente a Bermejo, quien no tuvo rubor en posicionarse y decir que era “rojo, rojo y rojo”. Yo creo que Caamaño es más demócrata, tiene otro talante y creo que va a mejorar las relaciones con jueces y magistrados, y va a dar otra visión mucho más independiente y objetiva que la que ha dado Bermejo. El cambio va a ser positivo para todos, para la sociedad y para la propia magistratura.

¿Qué opinión le merecen las últimas actitudes del juez Garzón, sobre todo en lo que se refiere a la famosa cacería y a su investigación de la llamada operación Gürtel?

El juez Garzón es el paradigma de lo que no debe ser un juez, hay que recordar la doctrina de Montesquieu de la separación de poderes, del juez neutro, Garzón ha demostrado que eso de la separación de poderes no va con él, está sometido a vaivenes políticos, a dictados del Ejecutivo de la nación y por tanto un juez que es estrella no puede impartir justicia, un juez que superpone consideraciones políticas a otras estrictamente legales no puede ser juez, un juez que asume competencias a sabiendas de que no es un órgano competente está descalificado a perpetuidad. Pero desgraciadamente, ha tenido y sigue teniendo muchas influencias dentro del CGPJ…, recuérdense varias denuncias que tiene interpuestas el sindicato Manos Limpias contra el juez Garzón, como aquella por imprudencia grave de los tres “narcos” que quedaron en libertad, y el CGPJ no sólo le impone una falta leve (cuando a otro compañero, en similares circunstancias, le impusieron una falta grave), sino que le permiten dar clases en la Audiencia Nacional, como profesor asociado de la universidad que le concede el señor Berzosa, y en vez de impartir las clases en la Facultad de Derecho se le permite que las imparta en la propia sede judicial con lo que esto supone de escándalo, utilizando medios materiales y personales para ejercer la actividad docente en la AN. Ahí, el CGPJ, donde tiene él sus influencias y tentáculos, no ha sido capaz de imponerle las faltas disciplinarias que conlleva su comportamiento. Pero además, es público y notorio que él está rayando en presuntos delitos de prevaricación, como es el caso del ácido bórico, como es el caso del proceso contra el franquismo, como es ahora mismo el caso de la operación Gürtel, que él sabe que no es competente. Porque en el caso del ácido bórico se trataba de un tema de falsedad en documento público, y el órgano competente era el juzgado de instrucción de la Plaza de Castilla, en el tema del franquismo inicia un sumario cuando sabe que existe la ley de amnistía y la ley de la memoria histórica que impedían que él tomara esas competencias, y ahora en este tema ocurre otro tanto cuando existen personas aforadas y se resiste a dejar la instrucción. Por tanto, yo creo que sería bueno, muy bueno para la credibilidad del Poder Judicial y para que la sociedad esté tranquila ante comportamientos de esta índole, que hubiera un procedimiento judicial y que lo inhabilitaran para el ejercicio de la función jurisdiccional.

Habría que recordar a nuestros lectores que si la justicia no es independiente, es por culpa de los dos grandes partidos que no han querido cambiar las cosas, ni el PSOE ni el PP…

Sí, y por desgracia esto se ha visto en un doble ámbito: en el nombramiento de órganos superiores de la justicia (CGPJ, TC, Sala Segunda del TS…), son nombramientos que politizan el funcionamiento de la justicia en nada benefician a la independencia del Poder Judicial. Y no digamos ya el nombramiento del Fiscal General del Estado, me da lo mismo de un partido o de otro, que obedece a órdenes del Ejecutivo y donde no existe la independencia en absoluto del Poder Judicial con nombramientos que se avienen a los dictados del partido político que gobierne en cada momento.