Paco Ochoa. 16 de enero.
Cuentan que el hombre lo lleva bastante mal. Él, que es uno de los músicos más admirados del siglo pasado, que formó parte destacada del grupo más grande de la historia y que une a su título de Sir una de las fortunas más importantes del planeta; tiene que luchar contra un enemigo invencible: el recuerdo de otro gran compositor e intérprete, que además fue su compañero y que ya siempre estará por delante de él en todas las encuestas, en todas las listas y en la apreciación y el cariño de la inmensa mayoría de los aficionados a lo largo y ancho del mundo. No hay nada que pueda hacer, su implacable adversario se llama John Lennon y murió asesinado el 8 de diciembre de 1980 en Nueva York.
Ni el gran Paul es capaz de vencer a una leyenda y Lennon lo es, aunque le costase la vida. A partir de ahí Sir Paul McCartney no ha hecho más que luchar, sin éxito, contra sambenitos, en la mayoría de las ocasiones injustos. Ya saben, que si él era el blandito de los Beatles, cuando cantó barbaridades cercanas al heavy como Helter Skelter, que si era el más conservador, cuando es uno de los creadores más innovadores del pop y que si era solo la cara bonita del cuarteto, cuando era sin duda el mejor músico de los fab four. Nada que hacer, guerra perdida. El responsable de una gran parte de obras maestras como Sgt. Peppers o Abbey Road se ve en la obligación de justificarse periódicamente y de recordar -bastante inoportunamente por cierto- cuantas canciones de los Beatles se deben únicamente a su inspiración.
Ahora le ha tocado reivindicar su vocación avant garde y ha recurrido a su viejo amigo Youth (ex Killing Joke) para, bajo el nombre común de The Fireman, lanzar una nueva grabación titulada Electric Arguments. Un disco con una cierta vocación experimental que demuestra que al ex Beatle le queda mucha música en la cabeza y en el corazón. El cd se abre con un corte con aromas Zeppelin, Nothing Too Much Just Out of Sight, continua con temas, como Sing The Changes, que demuestran una vez más la habilidad de Sir Paul para elaborar estribillos con gancho y llega a la magia con dos canciones como Travelling Light y Is This Love? Que nos recuerdan que este hombre es uno de los mayores genios melódicos de nuestro tiempo.
Un nuevo buen disco, en resumen, de una brillante personalidad del pop que ha hecho algunos de los mejores. Lástima que siempre que vuele a su ciudad natal un sentimiento de irremediable injusticia le amargue el aterrizaje.
El aeropuerto de Liverpool se llama John Lennon.