"Me voy a tomar un café, que me duermo" son las palabras textuales del futurible presidente
P. S de U. Durante el curso del pleno extraordinario celebrado en el Congreso con motivo de la toma en consideración de la proposición de reforma de la Constitución para incorporar la estabilidad presupuestaria en el artículo 135, una cámara de un medio pudo captar al candidato socialista a las elecciones del 20-N, Alfredo Pérez Rubalcaba, diciendo al presidente del Gobierno que se iba ausentar unos minutos del hemiciclo del Congreso, donde se toma en consideración la reforma de la Constitución, para tomarse un café porque se dormía.
"Me voy a tomar un café, que me duermo" son las palabras textuales de quien se postula como futurible presidente del Gobierno del Reino de España pronunciadas en los pasillos del la Carrera de San Jerónimo después de padecer una jornada maratoniana para convencer a los suyos de las bondades de la reforma de la Carta Magna, de la que él mismo ha dicho no estar convencido y que hubiera presentado de otra manera. Todo un nuevo ejercicio de cinismo de los tantos a que este sujeto nos viene teniendo acostumbrados desde los tiempos del GAL ¿Será que Rubalcaba se duerme cuando no puede burlarse de Gil Lázaro y de lo que representa cada vez que le interpela por el caso Faisán?.Si así fuera, poco sería lo que cabe esperar de semejante cantidato.
Si algo ha tenido de positivo este pleno, es que la votación ha permitido dilucidar, de alguna manera los partidos que aún creen de alguna forma, aunque sea por sus intereses creados en la unidad constitucional de la nación española.
En efecto, la aprobación por 318 votos a favor, 16 en contra y 2 abstenciones de la propuesta para reformar la Constitución y establecer una disciplina presupuestaria para todas las administraciones. Así como el visto bueno dado a su tramitación con carácter urgente y por la vía de lectura única, con 319 votos a favor y 17 en contra, muestra una alineación muy significativa.
A favor, los dos partidos mayoritarios y UPN. Una discreta por lo nada decisiva abstención de Coalición Canaria y la más significativa ausencia de los representantes de CiU, quienes han preferido no votar en ningún sentido. Así, pase lo que pase el 20 de noviembre, ellos no se habrán opuesto a nada y podrán pactar con cualquiera y seguir arrimando el ascua a las vergonzosas sardinas de sus miserables taifas particulares.
Han votado en contra, sin embargo, los diputados del PNV, ERC, IU, ICV, BNG, NaBai y UPyD, así como el sindicalista y exsecretario general de CCOO Antonio Gutiérrez. Es decir: la izquierda y los nacionalistas más radicales, entre los que se encuentran quienes ahora apoyan a los que no condenan a ETA y aquellos contra quienes BILDU reconoció que fue un error atentar.
Está claro que todo vale en este sistema tan necesario de una auténtica regeneración moral. Y que, mientras ésta no se produzca, seguirá teniendo razón el político y periodista valenciano Antonio Aparisi y Guijardo cuando afirmó: “Los parlamentarios jamás se detienen en su camino, y como se crean una nación para su uso particular, hacen poco caso de la nación verdadera”.
P. SMU.