MEDALLAS DE ORO POR EL 25 ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA DE UZBEKISTAN
Por Jesús Gil Fuensanta, orientalista y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid
En el medallero de los recientes juegos Olímpicos de Río, curiosamente salvo Irán, los principales países o lideres del grupo de Oriente Medio entre su población (como Arabia Saudita o Turquía) no han sido todos lo destacados que esperaban.
Pero por el contrario encabezando la lista de los países con mayoría musulmana se encuentra la república de Asia Central, Uzbekistán, que ha obtenido un total de 13 medallas, incluidas cuatro de oro, colocándolo en el número 21 en el palmarés final, además un lugar muy alto dentro de los países asiáticos – a Uzbekistán solo le adelanta Rusia.
Breves días tras los juegos Uzbekistán celebra un cuarto de siglo de independencia de la Unión Soviética, y por una ironía del destino su primera medalla de oro en Río fue de la mano de un atleta de la misma edad, en la categoría de halterofilia. Una juventud semejante que es compartida por el resto de atletas uzbecos con medalla en los juegos de Río.
Conocida era la obsesión por la competición deportiva, que incluía las ansias por ser el mejor dentro de unas Olimpiadas, dentro de los países que componían la Antigua Unión Soviética. Y está ambición competitiva deportiva se ha mantenido hoy día en el seno de las republicas de ella surgida o dentro de la misma Federación Rusa (cuarta en Río). Uzbekistán ha sido por otra parte la segunda antigua república soviética más laureada en Río.
La halterofilia no es que fuese uno de los deportes más punteros dentro de la misma Unión Soviética, pero si se trata de un deporte en el que habitualmente logran destacar pueblos de origen turco, al cual pertenece una buena parte de la republica uzbeca. Este interés entre los pueblos turcos por la fuerza es un fenómeno de cariz antropológico y con alcance sociológico, más allá del ámbito deportivo. Y ello explica dentro de la lucha grecorromana, las medallas habituales para atletas turcos en todos juegos olímpicos que se precien, como también demuestra Uzbekistán. O la destacada presencia de Uzbekistán dentro de un arte marcial como el judo, derivado de su larga relación con países más al Oriente.
Pero es novedoso para el aficionado mundial que Uzbekistán destaque aún más a nivel olímpico en otro deporte a nivel mundial: el boxeo, y en el cual no sólo cuentan la fuerza sino otros elementos, entre ellos la resistencia y la paciencia. Además es un deporte de medio urbano. Dentro de los medallistas uzbecos además destaca su composición multiétnica, y procedencia a su vez de diversas regiones del país. Como paradoja, una de las mejores y más sólidas escuelas se encuentra en el valle de Fergana, alrededor de la ciudad de Andiyán.
Lo conseguido por Uzbekistán en estos juegos olímpicos (13 medallas) es una buena metáfora de aquello realizado en este cuarto de siglo en el país de Asia Central. Pese a las expectativas iniciales de muchos analistas durante la década de los noventa del siglo XX, Uzbekistán se ha convertido en una de las republicas más estables de la zona. La receta de ese éxito quizás se deba en parte a la cautela y la política con visión de futuro empleada por sus dirigentes, y quizás la larga tradición urbana del país desde la Baja Edad Media se encuentran entre algunos de los motivos de los logros alcanzados. La actitud de reflexión, así como el estudio exhaustivo y búsqueda de las razones para conseguir un equilibrio regional y mundial son otros de los motivos. Conocidos son los uzbecos por su talento para la reflexión y no desperdiciar los recursos que tengan, sean pocos o muchos. Es un gran logro que muchos jóvenes del valle de Fergana concentren sus ilusiones de futuro en la práctica deportiva
Pese a los desafíos, Uzbekistán ha demostrado un gran esfuerzo para llevarse bien con su vecindario y los líderes mundiales, además cosa nada fácil. Creemos que las dosis de esfuerzo, trabajo y especialmente una gran discreción a escala política externa, donde Uzbekistán no ambiciona ningún expansionismo o convertirse en un líder a expensas de otros países han contribuido a su situación actual. Y el continuo y viejo estímulo por parte del Estado para que la juventud uzbeca se dedique a la práctica del deporte es además un gran éxito y lección política para otros países con multitud de jóvenes musulmanes, y que no han sabido catalizar esos esfuerzos.
Gracias a ese duro trabajo el país se ha superado en el recuento final de medallas de otros juegos previos desde su independencia, incluso triplicando de lejos su media olimpica habitual.
Es pues Uzbekistán un buen ejemplo a tomar, y no solo en el aspecto olímpico, por parte de otros países con fuertes ambiciones territoriales o políticas internacionales dentro de los llamados "países con mayoría de población musulmana".
foto: Estatua de Tamerlán en Tashkent, capital de Uzbekistán