Miguel Angel
¿Se habla poco o mucho del Juicio Final en nuestros templos? Responda cada lector: ¿Cuántas veces ha oído usted hablar de este asunto en las predicaciones dominicales en los últimos diez o veinte años? Para compensar tanto silencio, tanto esconder la cabeza debajo del ala, diremos que hoy el protagonista del día es el Juicio Final, porque el 18 de noviembre de 1541 Miguel Ángel finalizó esta pintura de la Capilla Sixtina.
Demos la palabra a Benedicto XVI para que sea él quien hable del Juicio Final. El 21 de noviembre de 2009 convocó a varios centenares de ilustres artistas en la Capilla Sixtina y con este motivo, entre otras cosas les dijo lo siguiente: “Queridos amigos, dejemos que estos frescos nos hablen hoy, atrayéndonos hacia la meta última de la historia humana. El Juicio universal, que podéis ver majestuoso a mis espaldas, recuerda que la historia de la humanidad es movimiento y ascensión, es tensión inexhausta hacia la plenitud, hacia la felicidad última, hacia un horizonte que siempre supera el presente mientras lo cruza. Pero con su dramatismo, este fresco también nos pone a la vista el peligro de la caída definitiva del hombre, una amenaza que se cierne sobre la humanidad cuando se deja seducir por las fuerzas del mal. El fresco lanza un fuerte grito profético contra el mal, contra toda forma de injusticia. Sin embargo, para los creyentes Cristo resucitado es el camino, la verdad y la vida; para quien lo sigue fielmente es la puerta que introduce en el "cara a cara", en la visión de Dios de la que brota ya sin limitaciones la felicidad plena y definitiva. Miguel Ángel ofrece así a nuestra vista el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin de la historia, y nos invita a recorrer con alegría, valentía y esperanza el itinerario de la vida. Así pues, la dramática belleza de la pintura de Miguel Ángel, con sus colores y sus formas, se hace anuncio de esperanza, invitación apremiante a elevar la mirada hacia el horizonte último”