Mirar a una embarazada
Carmina García-Valdés. Fundación RedMadre.
Erika tiene 17 años, es peruana y está embarazada de casi 9 meses. Cuando confirmó el embarazo no tenía muy claro qué iba a hacer, ni qué iba a ser de ella, de sus estudios, cómo reaccionaría su familia o su novio. Las primeras semanas fueron duras, tenía entonces 16 años, una edad más propicia para el estudio, las amistades, para vivir sin grandes preocupaciones. Pero Erika sabía que lo que comenzaba a formarse en su vientre era un ser humano, su hijo. Afrontó la situación con valentía, y sin pensarlo más, habló con sus padres y con su novio. Les contó que su decisión era firme, su hijo nacería aunque estuviera sola para criarlo.
Pero no está sola, Erika encontró la ayuda necesaria para seguir adelante con la vida de su hijo, que es niño, y se llamará Jostin. En la Fundación RedMadre Erika tiene voluntarios que la acompañan al médico, la visitan a menudo y le han facilitado todos los enseres para el cuidado de su hijo Jostin, cuna, cochecito, ropa…
Sólo hay un asunto que a Erika la entristece sobremanera, cuando va por la calle la gente la mira mal, nota el rechazo de las personas que consideran la maternidad como una carga, como un problema que hay que quitarse de encima. Erika no comprende este rechazo, le duelen esas miradas de desprecio, y siente una profunda pena por sentirse incomprendida.
Para Erika estar embarazada es una gran alegría, ¿por qué no es así para mucha gente?, ¿por qué se tiene una visión tan negativa del embarazo y la maternidad?, ¿por qué se juzga tan duramente a una joven adolescente que luce su embarazo con orgullo?.
Por suerte para Erika, y para muchas otras mujeres embarazadas, cada vez somos más las personas que consideramos el embarazo como una buena noticia, que damos la enhorabuena a una embarazada, sea cual sea su edad o su situación personal y familiar. Erika también ha sentido las miradas de apoyo y cariño de otras personas, como la de un sacerdote con quien se cruzó en el Metro de Madrid hace unos días. Este sacerdote se acercó a ella y le dijo: “eres lo más bonito que he visto hoy, te doy mi bendición. Y la Misa que voy a celebrar esta mañana la voy a ofrecer por tu hijo Jostin”.
Erika vino radiante ese día a contárnoslo, esa bendición y esas palabras la conmovieron profundamente, la hicieron sentirse más fuerte, más convencida de que, a pesar de las dificultades que puedan venir, ser madre es la mejor decisión que ha tomado en su vida, y el hijo que pronto tendrá en sus brazos ya es para ella una gran bendición.
La historia de Erika se repite a diario en nuestras calles y ciudades. Está en nuestras manos, en nuestra forma de mirar a una embarazada, hacer que se sienta apoyada y respetada en su decisión de ser madre. No dejemos pasar la ocasión de comunicar que el embarazo, siempre, es una gran noticia para la mujer y para la sociedad entera.