Monseñor Reig da las gracias mediante una carta
Queridos hermanos:
Recibid en primer lugar un cordial saludo en el Señor.
Obispos (de España, Hispanoamérica y Europa), sacerdotes, familias, laicos, instituciones eclesiásticas y civiles, muchos medios de comunicación e incluso algunos políticos, habéis tenido a bien mostrarme, en estas últimos días, vuestra cercanía espiritual y apoyo, asegurándome vuestras oraciones. A todos, de corazón, os doy las gracias ¡Qué Dios os lo pague!
Quiero acordarme, especialmente, de las víctimas del aborto: los niños no nacidos, las madres, que por acción u omisión, son empujadas al aborto, las familias, etc. A todos ponemos en las manos misericordiosas del Señor.
También me dirijo a quienes no compartís el Magisterio de la Iglesia y lo que la recta razón reconoce: no es lícito matar inocentes y, por lo tanto, tampoco a los hijos en el seno materno. El aborto es un crimen abominable (Cf. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 51), ciertamente un continuo holocausto de vidas humanas inocentes (San Juan Pablo II, 29-12-1997).
La Iglesia no desespera de la salvación de nadie: “el Señor no quiere la muerte del malvado, sino que se convierta y que viva (cf. Ez 18, 23; 33, 11); su deseo siempre es perdonar, salvar, dar vida, transformar el mal en bien” (Benedicto XVI, 18-5-2011). Por ello, como la Iglesia enseña, siempre distingo entre las personas y sus ideas, palabras, inclinaciones y acciones. Caridad en la Verdad: las personas merecen amor, respeto, misericordia, acogida; pero las ideas, las palabras, las inclinaciones y las acciones cuando son erradas deben ser desenmascaradas con claridad meridiana. Satanás es el rey de la confusión y de la ambigüedad, forma parte de su estrategia. Como enseña el Papa Francisco ‒ y quedando a salvo en la dirección espiritual personalizada la ley de la gradualidad bien aplicada ‒, el “modelo cristiano [de familia] debe proponerse y vivirse sin ambigüedad” (24-3-2014), “rechazando sin ambigüedad lo que es contrario” a nuestra fe (18-9-2014). Nunca he tenido intención de ofender a nadie; a todos respeto y acojo de corazón; de hecho procuro poner toda mi persona al servicio de la evangelización y de la promoción ‒ para los que sufren por diversas razones ‒ de “hospitales de campaña”: Cáritas (hogares de acogida, comedores, etc.), Casas-Cuna, Centros de Orientación Familiar, Proyectos Raquel y Effetá, itinerarios de libertad y esperanza para persona con AMS o DCS, etc. La misión que me ha confiado la Iglesia y la caridad de Cristo me urgen (cf. 2 Co 5, 14) a anunciar la verdad contenida en las Sagradas Escrituras, en el Catecismo de la Iglesia Católica y en el resto del Magisterio de la Iglesia. Está en juego la salvación de las almas, también de la mía. A todo ello me debo, con la gracia de Dios. Sabed que oro por todos. Quedo a vuestra disposición.
“Amor y verdad son dos nombres de la misma realidad, dos nombres de Dios” (Benedicto XVI, 3-2-1013). Gracias de nuevo a todos.
Con todo afecto en Cristo,
+ Juan Antonio Reig Pla
Obispo Complutense