Miguel Massanet Bosch. El escritor francés Anatole France (1.844–1.924), miembro de la Academia francesa y Premio Nóbel de Literatura en 1.921 por el conjunto de su obra, dejó escrito en su Bergeret a Paris, el siguiente pensamiento: “No hay gobierno popular. Gobernar es crear descontentos”. Nadie podrá negar la sabiduría del francés al definir la labor del gobernante y describir, en tan pocas palabras, las dificultades que acosan a un buen gobernante, cuando debe anteponer el bien común al propio interés personal o de su partido y, al natural deseo de ser bien considerado por el pueblo al que gobierna. Podemos decir que, el gobierno del señor Rajoy, después de haber pasado por cinco meses de verdaderos agobios, de ser vapuleado por los mercados bursátiles y de tener que sufrir el constante y duro castigo de una oposición desmemoriada, rencorosa, poco colaboradora y despechada; por fin ha dado muestras de su firmeza, tesón y confianza en su proyecto, poniendo la primera piedra, al menos de cara a los ciudadanos, de lo que suponemos va a ser una senda de austeridad y recorte del gasto público; tan precisa para conseguir la recuperación de la confianza de Europa y de los inversores, como para poner orden y establecer una disciplina presupuestaria a las 17 autonomías españolas que, todo hay que decirlo, se han constituido en el principal problema para recuperar la confianza en España de los inversores foráneos..
El señor Montoro ha dado muestras con su energía, seguridad en sí mismo y confianza en las medidas de austeridad y de recorte del gasto público que ha puesto en marcha, de que ha sabido enfrentarse, sin desfallecer, a las feroces e injustas críticas que ha venido recibiendo desde la oposició0n y los sindicatos, a la par que ha mantenido, sin pestañear, la aplicación a rajatabla del plan de control del gasto autonómico, establecido en la ley de Estabilidad Presupuestaria. Los frutos se han podido comprobar en la reciente reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera del jueves pasado, en el que ha quedado patente que cuando se actúa sin miramientos, flojedad, incertidumbre y ejerciendo con firmeza la autoridad conferida por los votos del pueblo, aquellos que fanfarronearon, anunciaron incumplimientos y amenazaron con insubordinarse; acaban por plegarse a la ley, máxime cuando saben que, negarse a hacerlo puede reportarles una intervención directa del Estado, de la que pudieran derivarse molestas consecuencias o imprevistas sorpresas de difícil justificación para algunos gobernantes autonómicos. En fin, hasta Andalucía ha tenido que acabar por pasar por el aro, por el miedo a que la amenaza de intervención del Gobierno se pudiera materializar, algo que suponemos que, para el señor Griñán y su gobierno, no les resultaría especialmente agradable si es que tomamos en consideración que se trata de una de las autonomías en las que, los trapos sucios, no han salido a relucir, al repetirse gobierno del PSOE.
Pero, lo más importante para que, cada comunidad, no pueda desviarse de los objetivos que ha prometido cumplir es que, el señor Montoro y la señora Sáez de Santamaría, han dejado bien claro que no van a dejar libertad a las comunidades para que, al terminar el ejercicio, pudieran haber incumplido su promesa cuando ya fuera tarde para rectificar; porque, señores, el férreo control y la vigilancia de las cuentas autonómicas, que se va a llevar a cabo por el ministerio de Hacienda, van a ser exhaustivos y mensuales, de modo que las autonomías, periódicamente, van a tener que rendir cuentas y justificar el seguir cumpliendo con la línea de austeridad que han prometido respetar.
No hay duda de que, esta unidad y respeto por el cumplimiento de los deberes impuestos por el Estado, ha constituido un gran paso hacía lo que puede ser un ahorro de unos 18.349 millones para este año 2012. Las dudas que pudieran haberse suscitado, entre los inversores, con respeto a la seguridad del cobro de nuestra deuda, tanto pública como privada, sin duda deben haberse disipado, al menos en parte, al tener la noticia de que todas las distintas regiones han asumido el reto de cumplir con las limitaciones que se les han impuesto y están dispuestas a conseguir alcanzar el déficit del 1’65% que se les ha impuesto como objetivo. Quizá haya sido casualidad o puede que un rebote técnico, pero las acciones de Bankia que, en el día de ayer cayeron un 29%, hoy han rebotado con fuerza, recuperándose por encima del 23%. Y una buena noticia sobre nuestro IBEX 35 que, por primera vez en muchos días, se ha teñido de verde con una ganancia mínima de unas décimas.
Con confianza hemos visto, al gobierno del señor Rajoy, tomar la iniciativa y dar una muestra de autoridad. No importan las críticas del señor Rubalcaba ni los aspavientos sindicales o las inoportunas intervenciones de grupos, como los del 15M, si el ejecutivo se muestra unido, no le tiembla el pulso y lleva a cabo todas aquellas medidas precisas para encarrilarnos por el buen camino. Y otra buena noticia, la aprobación del decreto ley sobre RTVE con el apoyo de CIU ( y la indignación del PSOE, que ve como se le escapa su arma preferida de propaganda) que estábamos esperando desde hace tiempo, y que confiamos tenga una rápida repercusión en reestablecer la objetividad, devolver la credibilidad, instaurar la ética y remover de sus funciones a aquellos personajes que han estado trabajando a favor de las consignas recibidas desde el PSOE, actuando de quintacolumnistas, con el fin de tergiversar el sentido de las informaciones, jugar con las imágenes para confundir a la audiencia y organizar tertulias o programas de opinión con un “escogido” repertorio de periodistas, comunicadores, y otros personajes de dudosa objetividad, evidentemente afines a los deseos, conveniencias y objetivos propugnados por el anterior gobierno socialista.
Esperemos que, esta primera muestra de los efectos de las medidas del Gobierno, tenga su correspondencia dentro de la UE, sirva para despejar dudas y, de paso, refuerce la credibilidad del señor Rajoy que, esta semana, tiene un doble examen ante la señora Merkel y el nuevo presidente francés, señor Hollande; con los que se va a entrevistar personalmente y a los que deberá convencer para que le apoyen ante el Parlamento Europeo y el BCE, para que nos conceda las ayudas que precisamos, consistentes, especialmente, en que el BCE reanude sus compras en el mercado secundario de deuda española y, con ello, permita que rebajemos nuestra desaforada prima de riesgo y consigamos colocarla sin necesidad de pagar por ella el peaje que los especuladores, con el único fin que enriquecerse a costa nuestra, nos están obligando a aceptar. Es preciso que Europa deje de identificar la caótica situación de Grecia y los riesgos de impago de su deuda, con la situación de España, que dista mucho de poder considerarse, bajo ninguno de los aspectos financiero, económico y social, parecida ni siquiera comparable a la situación caótica de los griegos.
Sabemos que el camino que nos queda por recorrer es largo y penoso. Conocemos las piedras que, desde distintos grupos financieros organismos interesados en que tropecemos y caigamos, están obstruyendo nuestra recuperación y, somos conscientes de que se necesitará tiempo para que podamos vislumbrar una clara recuperación de nuestro país; sin embargo, el hecho de que algo comience a funcionar y que los acuerdos no sean imposibles, abre las puertas a que mantengamos la esperanza. O esta es, señores, mi valoración de los hechos a los que nos hemos referido.