Mujeres ignoradas
Carmina García-Valdés. Fundación RedMadre
En nuestro trabajo diario con embarazadas y madres en dificultad, a veces nos encontramos con mujeres que nos piden ayuda tras sufrir un aborto provocado. Estas mujeres necesitan una intervención psicológica y personal imprescindible para afrontar las secuelas que normalmente produce el aborto.
Es el caso de Neida, boliviana de 22 años, quien acudió a la Fundación RedMadre en noviembre de 2009, a las pocas semanas de abortar a su primer hijo. Las circunstancias que llevaron a Neida a abortar fueron las de siempre: abandono de su pareja, pérdida del empleo en servicio doméstico, ausencia del entorno familiar de apoyo, dificultades económicas para afrontar sola su maternidad…
Además, como también es habitual, a Neida no se le informó de la existencia de entidades, como RedMadre, que ofrece apoyo a mujeres en su situación de embarazo imprevisto y con dificultades, tampoco le avisaron de las posibles secuelas psicológicas que el aborto tendría para ella y su salud mental, ni le ofrecieron más alternativas (acogida o adopción). Sólo supo que en un centro privado le “quitarían el problema” rápidamente por unos cientos de euros. Y así fue como Neida pasó de estar embarazada de 9 semanas y media, a perder a su hijo de forma violenta, silenciosa y anónima.
El aborto que sufrió Neida no consta en ninguna parte, no se le dio factura por la transacción económica con la clínica privada de Madrid dedicada a practicar abortos, no existe ya su historial médico, no tuvo atención personalizada ante su embarazo imprevisto, ni la información completa y veraz que precisaba para tomar tan dura decisión. Ni siquiera forma parte de la estadística de abortos de 2009, porque no hay ningún registro oficial de ese aborto, como no lo hay de tantos cientos, miles de abortos que se ocultan para que no haya huella fiscal de los mismos.
Neida no puede pedir ayuda tras abortar, ni a la clínica privada donde abortó, ni a la sanidad pública, porque le dicen que ella ya tomó su decisión y el resto es asunto suyo. Es la realidad que sufren miles de mujeres que, tras abortar a sus hijos, siguen siendo mujeres ignoradas, mujeres cuya historia se silencia antes y después de sufrir un aborto.