Nuestra Señora del Rosario
Mater Dei. ¿Crees que se aburren los enamorados de estar juntos, de hablar, de confesarse su cariño? ¿Crees que el Señor se cansaría de mirar a su Madre, de hablar con Ella, de decirle sus amores? El amor ni cansa ni se cansa. Y en el amor a la Virgen todo se te ha de hacer poco. Cada avemaría, cada gloria, cada misterio de tu rosario deberían ir cargados de una especial ternura y delicadeza, ni siquiera atenuadas por la repetición rutinaria. Aunque se te amontonen las ocupaciones o te pueda la desgana, nunca dejes tu rosario diario. Y si puedes, mejor rézalo en familia. De la mano de María, verás cómo la contemplación de los misterios de Cristo va empapando tu alma y se van imprimiendo en ella los rasgos del Hijo. Cuando te abrumen las preocupaciones, cuando te pesen tus pecados y caídas, cuando todo te resulte desabrido y monótono, cuando la tentación o la desgana espiritual asomen en el horizonte de tu vida interior, agárrate al rosario y descansa en el regazo de tu Madre. Sé fiel en el cariño a la Virgen como Ella lo es a su condición de Madre.
Mater Dei
Archidiócesis de Madrid
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