Redacción. El robo del Códice Calixtino ha puesto sobre la mesa la necesidad de proteger el patrimonio artístico y religioso mucho más de lo que se ha venido haciendo hasta ahora y no solo en Santiago de Compostela, si no en toda España. Los propios expertos lo dicen “La protección del patrimonio artístico en las Iglesias españolas es mínimo", cuando debería ser importante, dado que la gran afluencia de público que normalmente suele acceder a las Iglesias hace que aumente el riesgo de robo, en todo caso.
La facilidad con la que el electricista entraba y salía de la Catedral Compostelana llevándose objetos artísticos y dineros, es asombrosa. Por ello, durante el acto de entrega del Códice que tuvo lugar el pasado domingo, Mariano Rajoy solicitó realizar un mayor esfuerzo para reforzar la seguridad del Códice, evitando de esta forma otro posible robo.
Por su parte, Cataluña ha anunciado que va a poner en marcha en las zonas policiales de Girona, Tarragona y Lleida con el objeto de prevenir los robos en las Iglesias.
Las medidas que se van a adoptar son básicamente una vigilancia 24 horas, la protección del objeto religioso en un armario o vitrina que lo proteja, así como la instalación de una alarma conectada a la Policía en caso de detectar cualquier signo sospechoso; los detectores de humo y situar cerca controladores de humedad.
¿Qué medidas adopta Europa para proteger sus objetos de arte?. En París, el Museo del Louvre sufrió, el 3 de mayo de 1998, la sustracción de un cuadro expuesto de Corot. Ahora lo protegen con varios centenares de agentes y con una serie de medidas técnicas, como son los sistemas de videovigilancia, las alarmas y sensores volumétricos. Para las obras de mayor valor o más delicadas, se usan vitrinas, o la obligación de respetar una mayor distancia con la obra.
En Londres: modernos dispositivos
El British Museum sufrió el robo de una quincena piezas decorativas de origen chino, similares a las sustraídas anteriormente en otro importante museo de la ciudad, el Victoria & Albert. «Tras estos hechos, reexaminamos nuestras medidas de seguridad para valorar qué mejoras debíamos introducir», explica la portavoz de la institución, Hannah Boulton. Pero incluso los dispositivos más modernos no pueden evitar incidentes como el protagonizado por Nick Flynn, un visitante del Museo Fitzwilliam de Cambridge, que destrozó tres jarrones de la dinastía Qing valorados en 750.000 euros. «Aunque la seguridad sea una de nuestras prioridades, creemos que es aún más importante que millones de personas puedan disfrutar de nuestra colección», asegura Boulton.
Berlín: cámaras indiscretas
Las medidas de seguridad en los grandes museos alemanes son exhaustivas con cámaras, vigilantes y sensores, aunque también resulta imposible proteger al cien por cien las obras de arte, como reconoce Mechtild Kronenberg, portavoz de la Federación de Museos Alemanes. Esta organización ofrece recomendaciones de seguridad a los seis millares de museos que existen en el país, pero asume que «hay situaciones imprevisibles e inevitables. La polémica colección de Friedrich Christian Flick instalada en el Hamburger Banhof de Berlín ha sido objeto de tres asaltos desde su inauguración.
Roma: miles de policías
La seguridad de los museos italianos está regulada por una rigurosa normativa que, sin embargo, pocas galerías cumplen al pie de la letra. La situación real depende de los recursos económicos y de la voluntad de las autoridades. Con la alarma terrorista, las medidas de seguridad se reforzaron y el Gobierno colocó miles de policías en los principales lugares históricos, con la misión de evitar atentados y controlar el vandalismo.