Nuevo programa de la Compañía Nacional de Danza en la Zarzuela
Luis de Haro Serrano
La Compañía Nacional de Danza cierra la temporada artística del Teatro de la Zarzuela con un programa inicialmente atractivo y lleno de intenciones novedosas pero que, lamentablemente, tiene unas previsiones de actuación bastante cortas, 17 al 26 de junio. Tres obras con un matiz y orientación bien diferentes han sido las elegidas para esta ocasión:
“Arcángelo” o el ascenso al paraíso, estrenada en el Teatro Real en mayo del año 2000. Clara referencia al paraíso y al infierno, con coreografía del bailarín Nacho Duato, basada en la música del compositor Arcángelo Corelli y un aria de la ópera de Scarlati, “Il primo homicidio” (referida al homicidio de Abel).
Duato decidió utilizar estas obras para que la dulzura angélica de la protagonista de la opera sirviera para dar vida a unos movimientos rítmicos llenos de la expresividad que encierran los melodiosos compases de los adagios de Corelli, utilizados en orden inverso. Una coreografía en la que los ocho bailarines participantes han hecho gala de su excelente preparación física pero han estado alejados del espíritu de la música elegida. La coreografía ha dado más protagonismo al aspecto de la muerte que refleja la composición de Scarlati, que la del sentido del ascenso al paraíso tan propio de Corelli. Hubo demasiada dureza en el ritmo del movimiento coreográfico..
A “Arcángelo” le han acompañados dos estrenos:”Orbitas y Espacios” y”Flockwork”. El primero con música de Joan Saura y coreografía de Angeles Margarit, un breve pasaje que ofrece una serie de recorridos, trayectorias y errancias de personas anónimas que atraviesan el espacio o se instalan en un punto indefinido donde buscan idílicos vínculos de unión entre ellos, pero que necesitan de su complicidad para resolver cualquier situación. Todo un complejo de música, danza e imágenes mezclados igual que cuando se hace un mal gazpacho, agravado por la inoportunidad y excentricidad del vídeo ideado por Nuria Font y la iluminación de María Doménech. Una tortura que sirvió de señal de salida de bastante público que había acudido con interés a este, en principio, novedoso estreno. Grave error porque su “espantada” torera le impidió disfrutar de un“Flockwork”, realizado con una agílísima y algo graciosa coreografía ideada por el sueco Alexander Ekmann –autor también de la escenografía- y música de Martin Schmid & Drew Daniel. Una gran composición rítmica, muy visual, en la que un gran grupo va desplazándose sin rumbo, creando formas y escenarios diferentes alrededor de tres grandes mesas, que cambian de posición con una fluidez que da lugar a una presentación plástica muy atractiva, que sirve de base para dar vida a una singular metáfora; la de la gente que se desplaza por todo el mundo y necesita estar haciendo siempre algo, según aclara el propio Ekmann
El programa ha puesto de relieve la excelente preparación, física y técnica, de los componentes de la Compañía Nacional de Danza