Opus Dei, Neocatecumenales y Comunión y Liberación, protagonistas de un renacimiento católico
José Luis Orella. La Iglesia Católica se postula cada vez más como uno de los pilares imprescindibles de la defensa de la dignidad de la persona a nivel mundial. En el libro recién publicado de John Allen sobre la Iglesia futura, resalta las líneas que la metamorfesará en las próximas décadas. En su lúcido estudio, el periodista norteamericano presenta una Iglesia más cimentada en América y en África, una Europa importante, pero no determinante en el rumbo de la nave de Pedro, y un Asia en crecimiento. Pero también reconoce a futuros enemigos como el que producirá la revolución biotécnica en un mundo multipolar. Nigeria, Congo, Uganda y Angola en África; Brasil, México y Perú en Iberoamérica; EEUU con más de sesenta millones de católicos en el mundo anglosajón. Un despertar católico donde España, Italia y Polonia deberán pensar como seguir manteniendo su liderazgo católico.
En EEUU el catolicismo surge con fuerza por la demografía hispana, la aparición de los nuevos diputados republicanos católicos y la Declaración Manhattan, donde católicos, protestantes y ortodoxos, firman en común defender la dignidad de la vida y la esencia del matrimonio frente a los proyectos de Obama. No obstante, en España por el liderazgo ejercido en órdenes con solera, como Adolfo Nicolás en los jesuitas y José Rodríguez en los franciscanos. Pero sobre todo, en la Prelatura del Opus Dei con su prelado Javier Echevarria, en el Camino Neocatecumenal con sus iniciadores Kiko Argúello y Carmen Hernández, y en Comunión y Liberación con Julián Carrión. Son protagonistas de un renacimiento católico que se hace visible en escenarios como el XI Congreso de Católicos y Vida Pública de Madrid, donde Alfredo Dagnino, anfitrión de los diferentes carismas, ofrece un clima acogedor para una actividad laica conjunta.
La imagen remozada de la Iglesia Católica crea atractivo a muchos jóvenes y cristianos no católicos. La coherencia y protagonismo de Juan Pablo II y Benedicto XVI han provocado que desde la barca de Pedro se echen las redes por estribor para subirlas llenas de creyentes ferreos con experiencia, como los anglicanos tradicionales o los miembros de la Fraternidad San Pío X. Futuros apóstoles de Inglaterra y Francia en la nueva Reevangelización.
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