Redacción. En medio del infierno que está viviendo Siria, entre masacres, violaciones, tiroteos, secuestros y venganzas, un sacerdote católico reúne en la ciudad de Qusayr a muchas personas para unir sus oraciones solicitando a Dios la paz y la reconciliación. Una pequeña llama de luz y esperanza en los corazones de los sirios.
Qusayr, cerca de Homs, es uno de los lugares más destruidos y con más violencia del campo de batalla sirio. Pero, como informa la agencia Fides, en el caos está este sacerdote católico anónimo, según su propia decisión, que se ha establecido en una casa parroquial para obtener una experiencia conjunta, con otros fieles, de oración continua y ayuno.
El sacerdote, quiere ser un “claro signo de la no violencia, un testimonio de la fe y el amor por el pueblo sirio”.
Se trata además, prosigue el sacerdote, de una experiencia que pueden comprender los fieles de todas las religiones, dado que “las armas de la oración y el ayuno son importantes en el cristianismo y en el Islam”.
Pretende también “recordar a todos los hombres, que están luchando y matando, que la única fuente de esperanza es Dios: el Dios de la vida, el Dios de la paz, el Dios de la reconciliación, que nos hace hermanos y no enemigos” remarca.
Esta reunión para la oración a Dios está llegando a toda la ciudad de Qusayr como un llamamiento a los cristianos y a los musulmanes, para que se unan a pesar de los peligros. En una ciudad devastada por el conflicto, una nueva luz de esperanza para Siria, con un grupo de valientes personas que eligen abandonar el odio y la violencia para abrazar en su lugar el camino que lleva a la fe, encontrando la paz en su interior.
La religión y la fe son muy importantes en la vida y la identidad del pueblo sirio, pero en estos momentos tan duros, recobra especial importancia la espiritualidad de la persona.