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Diario YA


 

Orcos, liberados y otros energúmenos

Ángel R Boya Balet. Las extraordinarias novelas de Tolkien y de J.K Rowling en sus sagas sobre El señor de los Anillos y Harry Poter respectivamente nos presentan de manera muy similar la estructura de las fuerzas presentes y combatientes hoy, en este mundo.

Según Tolkien de un lado están los orcos, ese ejército de clones monstruosos  con cierta apariencia de humanos, pero bestiales. No actúan individualmente, reciben consignas, no pueden tener sentimientos, su objetivo es destruir  y su vida no cuenta, son meros números. Para caracterizarlos los viste de negros y sus cabezas son animalescas. Su jefe es el príncipe del mal cuya ambición es conseguir el poder mundial y convertir a todos los habitantes del ancho mundo en sus esclavos.

De otro lado, Tolkien nos presenta al ejército de la luz, seres humanos con decisiones individuales,  visión generosa, se sienten responsables de la humanidad y están dispuestos a dar su vida por ella.

J. K. Rowling con Harry Poter  nos describe la pretensión de lord Voldemort de imponer su voluntad tanto en el mundo de los magos como en el de los no-magos (muggles) para ello constituye  una secta cuyos miembros son reclutados entre la comunidad de los magos: “los mortífagos”.  La contrapartida de su sacrificio será la obtención de poder/dinero, cuando alcance la secta el triunfo.

El grupo de Harry Potter  se niega a ser comparsa de las consignas llegadas de otros y a renunciar a las normas éticas sobre la dignidad, la libertad de las personas y de sus valores. Existe un tercer grupo compuesto por los no-magos y por aquellos magos que no osan oponerse a Voldemort, aunque les disguste.

El conflicto surge por la oposición entre quienes quieren el poder “como sea” ¿les suena?: (nuestros ZP y Rajoy, para los que la campaña electoral es una serie de mentiras y promesas a incumplir con el objetivo de conseguir el poder) y los que exigen el respeto  a la dignidad de las personas.

El éxito en ventas ha sido inimaginable. Millones de libros vendidos en diversos idiomas  y extraordinaria aceptación taquillera a sus películas. ¿Por qué?

Tanto Tolkien como Rowling nos están explicitando de forma muy clara algo que de forma inconsciente estamos viviendo. La lucha del ejército del bien (defensa de la vida, de la libertad  y de la dignidad de la persona) y del ejército del mal (la acumulación de poder económico a nivel mundial en unos cuantos individuos) con su legión de testaferros (los políticos de todas las tendencias) para lo que es imprescindible pisotear los derechos inherentes a la persona.

En el lado de los orcos están aquellos que aceptan recibir consignas (a las que obedecen ciegamente, sin analizarlas, que repiten maquinalmente y que rezuman odio a quienes se supone que tienen algunos bienes/poder). Significativamente no descalifican a los verdaderos magnates dueños de la gran riqueza a nivel nacional y mundial.

Pondré unos ejemplos de este comportamiento: la actitud de los sindicalistas hacia Garzón, las manifestaciones contra la guerra de Irak, los asaltos  a las sedes del  PP en la jornada de reflexión tras el atentado del 11 M del 2004 y las huelgas en general.

Garzón fue juzgado por tres posibles delitos de prevaricación (dictar resoluciones sabiendo que eran injustas). En los tres, por unanimidad jueces del Tribunal Supremo dieron el visto bueno para que se iniciara el juicio como imputado. Ha sido condenado por uno de ellos y expulsado de la judicatura. En este caso la consigna a los liberados sindicales y compañía fue defenderle cerradamente  como víctima de los oscuros poderes de la derecha.  Las consignas implican que sea cual sea la información que se les proporcione y sea cual sea la evidencia que observen, las  ignoren y sigan repitiendo en este caso: “Garzón es otra víctima de la derecha”.

Las manifestaciones contra la guerra de Irak, en la que España no participó, tenían por objeto presentar al gobierno ¿de derechas? de Aznar como irrespetuoso con la legalidad internacional  y contrario al pacifismo de la sociedad española. ¿Por qué no hubo ni hay parecidas manifestaciones  contra la presencia de tropas en Kosovo o en Afganistán donde ya han muerto más de 100 soldados españoles. Respuesta: porque los orcos no tienen iniciativa. Los orcos, los liberados sindicales y compañía, sólo se mueven por consignas. Su personalidad la han entregado a su Voldemort de turno. Ellos no piensan,  sólo obedecen.

Lo mismo cabe decir de las concentraciones violentas ante las sedes del  PP y de los piquetes “informativos” en las huelgas. Los orcos, los liberados sindicales, etc. etc. no se plantean por qué se hace algo. Eso es pensar. Ellos deben atacar, destruir. Es lo que se espera de un buen orco.

Frente a los orcos, los liberados sindicales y los fanáticos, estamos, quienes exigimos, desde nuestra pequeñez y nuestras flaquezas, que se respete el derecho a la vida, a la libertad y a la dignidad de las personas poniendo en riesgo alguna/muchas cosas.

Queda por aclarar ¿Quién es en este mundo el príncipe del mal? ¿Quiénes quieren concentrar el poder mundial político y económico? En la cima de la enorme escalera de la masonería podrá encontrarse la solución.

Etiquetas:Tolkien