Redacción. En Pakistán un grupo de radicales islámicos se ha tomado la justicia por su mano y han decidido quemar vivo a Ghulam Abbas, un musulmán que al parecer sufría de trastornos mentales y que días atrás fue acusado de blasfemia supuestamente por haber incinerado algunas páginas del Corán (ACI).
El hecho ocurrió en la ciudad de Bahawalpur, provincia de Punjab, y según fuentes de la agencia Fides, algunos líderes religiosos incitaron a la multitud para que ingresaran a la fuerza a la comisaría, hirieran a unos 15 agentes y prendieran fuego a Abbas.
Este hecho ha provocado que organizaciones como la Fundación Masihi y Vida para Todos, adviertan que persiste el abuso de la ley de blasfemia. Por ello pidieron al Presidente de la Corte Suprema de Justicia que intervenga y asegure "el estado de derecho en el país".
Por su parte, el secretario ejecutivo de la Comisión "Justicia y Paz" de la Conferencia Episcopal de Pakistán, Peter Jacob, dijo que el asesinato de esta persona "es un hecho verdaderamente execrable: “La violencia ha aumentado, también la que toma la religión como excusa".
"Eliminar una vida humana, y más aún de forma extrajudicial, es siempre inaceptable. Nos preocupa la impunidad, la ilegalidad, la libertad de aquellos que pueden tomarse la justicia por la mano, asesinando en total impunidad".
"Las instituciones como el Parlamento y el Poder Judicial, deben hacer su parte. Pedimos más atención por parte del nuevo Primer Ministro, para que no baje la guardia sobre el respeto de los derechos humanos en Pakistán", insistió.
Ley de Blasfemia
La Ley de Blasfemia agrupa varias normas contenidas en el Código Penal inspiradas en la Shariah –ley religiosa musulmana– para sancionar cualquier ofensa de palabra u obra contra Alá, Mahoma o el Corán.
La ofensa puede ser denunciada por un musulmán sin necesidad de testigos o pruebas adicionales y el castigo supone el juicio inmediato y la posterior condena a prisión o muerte del acusado.
Los detractores y organismos de derechos humanos han advertido que esta ley es usada con frecuencia para perseguir a las minorías religiosas y como arma de venganza entre los mismos musulmanes.
Una de las víctimas más conocidas contra quien se ha usado esta ley es la esposa y madre católica de 5 hijos, Asia Bibi, injustamente acusada de hablar contra Mahoma, hecho sobre el cual siempre ha manifestado su inocencia pese a lo cual sigue encarcelada tras haber sido condenada a muerte.