Diario Ya. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha anunciado que Paolo Gabriele, ex mayordomo del Papa Benedicto XVI, debe ser reenviado a juicio acusado de robo agravado por filtración y difusión de documentos secretos del Vaticano, -que supuestamente versaban sobre rivalidades entre Cardenales y enfrentamientos sobre la gestión del Banco Vaticano-; así como el nuevo implicado en el caso, Claudio Sicarpelletti, experto en informática, acusado de colaborar como cómplice y encubridor del delito. Sin embargo, no hay pruebas suficientes que relacionen a Sicarpelletti con los delitos de violación de secreto y de robo agravado.
Así prosigue el procedimiento penal ante el Tribunal del Estado de la Ciudad del Estado Vaticano contra Gabriele con la requisitoria del promotor de justicia, el profesor y abogado Pier Antonio Bonnet, y la disposición de reenvío a juicio pronunciada por el juez instructor.
Aunque todavía no se sabe la fecha exacta de la celebración del juicio, sí se conoce que, en todo caso, no será antes de finales de septiembre.
Su Santidad Benedicto XVI respeta la labor de la magistratura y de momento ha rehusado a intervenir en este asunto, no obstante, como ha señalado Federico Lombardi, el Papa tiene la facultad de intervenir en cualquier momento como jefe de Estado del Vaticano para detener el juicio o indultar a Gabriele.
En base a lo establecido por las leyes de la Santa Sede y dada la gravedad de la imputación, Paolo Gabriele, que trabajaba en las estancias privadas del pontífice, sirviéndole las comidas y ayudándolo a vestirse, podría enfrentarse a una pena de hasta seis años de cárcel si finalmente fuera condenado.
En la investigación que se abrió en torno a este caso, parece ser que Gabriele justificó su actuación en base a que quería dar a conocer una serie de circunstancias que existían dentro del ámbito de la Iglesia y de las que "el Papa no estaba lo bastante informado". Por otra parte, como reconoce el propio mayordomo, una vez que comenzó a copiar y filtrar documentos, "llegué a un punto en el que no había vuelta atrás y ya no podía controlarme".
También se han encontrado en la casa de Gabriele un cheque dirigido al Papa por valor de 100.000 euros, una pepita de oro y un libro del siglo XVI, objetos que, según el mayordomo, pensaba devolver.