Para los Pujol el juez Ruz es “el culpable” y ellos los “inocentes”!Vale!
Miguel Massanet Bosch. Ni que decir tiene que, a la familia del muy ex honorable Jordi Pujol, no ha sido preciso designarle un abogado “de oficio”, no señores, esta familia que durante 34 años ha estado fomentando el nacionalismo catalán, prometiendo un país próspero e independiente libre de la opresión de la sanguijuela española, que les robaba sus dineros y se aprovechaba de los catalanes para favorecer al resto de España, “especialmente a la comunidad madrileña”, el enemigo a batir para todo buen catalán que se precie.; Mientras ellos, los de CIU, los verdaderos nacionalistas eran los que de una forma desprendida, generosa y filantrópica se “sacrificaban” por el “explotado pueblo catalán”. Claro que lo que se han venido callando hasta ahora, cuando la Inspección de Hacienda les viene pisando los talones, es que, entre tanto, la familia Pujol, unos más y otros menos, parece que, según declaraciones del pater familia, don Jordi Pujol , a la vez se llenaban las faltriqueras a costa de los impuestos de los catalanes –los mismos a los que les prometía un porvenir brillante y esplendoroso lejos de la tutela de España – seguramente para cobrarse de alguna manera el “esfuerzo intelectual” que le suponía el tiempo dedicado a concebir y pergeñar el plan para su particular ínsula Barataria, Catalunya, eso sí, gobernada y dirigida por la familia Pujol en pleno.
Nadie le niega a don Jordi, el derecho constitucional que le asiste a defenderse de la mejor manera que le convenga, de las acusaciones que se le hacen; pero, para los ciudadanos, para aquellos que se creyeron de verdad que era un político de talla, que interpretaron como bonhomía su costumbre de aparecer ante sus seguidores con aquel aspecto adusto, sobrado, concentrado y paternalista, como quien ejerce de pastor y mira a sus ovejas con la benevolencia del que se considera superior a ellas; para estos, repito, el que, después de reconocer que, el mismo, ha ocultado bienes que debían haber sido declarados a Hacienda para pagar sus correspondientes impuestos, la noticia ha resultado demoledora.
El hecho de que, él y su familia, hayan acumulado una fortuna que está invertida en distintos países y paraísos fiscales, cuya cuantía aún no se ha determinado exactamente, pero que se calcula en unos miles de millones de euros; y el que hayan permitido que su abogado, seguramente un excelente profesional (que se va a embolsar unas sustanciosas minutas), utilizando el conocido método de defensa definido como: “ No hay mejor defensa que un buen ataque”, haya optado por poner el ventilador de las querellas criminales en marcha, para intentar embadurnar y tomar venganza de todos aquellos que, en alguna manera, hayan contribuido a poner en evidencia los métodos poco ortodoxos que se supone se utilizaron para conseguir amasar, por distintos métodos – entre los cuales parece que cuentan una serie de contratos con la Generalitat catalana para ejecución de obras públicas o concesión de contratos de suministro que, curiosamente beneficiaron a distintos miembros de su familia, entre ellos la floristería de doña Marta Ferrusola – una cuantía de bienes que, difícilmente, podrían conseguirse con los sueldos que haya percibido por su gestión de President de la Generalitat, hijo del creador de la Banca Catalana, una empresa específicamente creada para favorecer a aquellas sociedades, propiedad de nacionalistas como él; lo que fue la causa, juntamente con la mala gestión de los Pujol, de que quebrara la banca y que, con ella, por poco acaba en la cárcel el propio Jordi Pujol.
La estrategia actual parece que consiste en volver a intentar lo que ya es imposible. Parece que, tanto CIU como la familia Pujol, quieren volver al sabido victimismo que tan buen resultado les ha estado dando durante años. Se trata de sacar a relucir, una vez más, el interés de los políticos de España de acabar con el catalanismo, de seguir esgrimiendo la vieja excusa de que el Estado quiere, por cualquier medio que sea, acabar con la (supuesta) supremacía económica de Catalunya, y por ello ahora ataca a la familia Pujol en la que queda representada, para muchos, la base del separatismo catalán.
Tarde e infructuosamente se pueden esgrimir tales argumentos cuando, el propio ex President, ha admitido públicamente, por su propia voluntad, haber escondido en cuentas ocultas en Andorra y otros lugares del extranjero una supuesta herencia recibida de su padre. Pero, es que no se trata de lo que pudiera tener en bancos andorranos ni de buscarle las cosquillas al empleado que haya facilitado los datos del dinero de la familia oculto en bancos andorranos; esto es secundario, al menos para la imagen política y personal de toda la familia Pujol que, por cierto, alguno de sus miembros no sólo se enriquecía a cuenta de sus contactos y contratos públicos, sino que hacía ostentación de su riqueza exhibiendo coches de alta gama fanfarroneando con ellos. El daño ya está hecho, la decepción causada en CIU y en una gran parte de los que confiaron en Jordi Pujol Soley, ya es irreparable porque, para ellos, no se trata de la forma en la que se ha destapado la trama de enriquecimiento de la familia Pujol-Ferrusola, sino del hecho de que han sido engañados por aquel que presumía de ser el ejemplo para los catalanes, la persona que “Madrid estaba empeñada en desacreditar”, el que decía aquello de
“Madrid nos roba”; la persona de confianza del separatismo que había dedicado toda su vida a la causa. El ídolo con pies de barro del separatismo que, de pronto, en el día menos pensado, se cae de su peana y, con él, arrastra la confianza de una parte importante del catalanismo que confiaba en él.
La fecha del 9N se acerca y la confusión, la incertidumbre y un cierto desánimo se ha cernido sobre muchos de aquellos que, apenas hace unos meses, se mostraban decididos a apoyar el separatismo a ojos cerrados. Unos ya han dejado oír su voz pidiendo retrasar la consulta; el señor Durán y sus socios de Unión no parecen muy convencidos del buen resultado de la operación y han adoptado por retirarse a un segundo plano, permaneciendo expectantes, vigilando el desarrollo de la preparación de la consulta. Por otra parte, una posible recaída del crecimiento europeo y una disminución importante de las exportaciones, han enfriado los ánimos de los empresarios catalanes que parecían dispuestos a apoyar o, al menos, a no oponerse a la consulta por “el derecho a decidir”. El mismo problema de Ucrania y los anuncios de Putin de que puede acabar vetando las compras de coches fabricados en la CE, no son precisamente buenos augurios para el experimento catalán, basado en conseguir aumentar sus ventas a países extracomunitarios si, como es evidente que sucedería, Catalunya quedara fuera de la UE y sus ventas a ella sujeta a importantes aranceles.
Al señor Mas se le ve ostensiblemente preocupado. Su socio de ERC le viene apremiando para que siga el camino del suicidio colectivo, negándose a cualquier modificación de la hoja de ruta que conduce al 9N y amenazando con abandonar a CIU a su suerte en el Parlamento catalán. El señor Herrera de ICyV parece ilusionado, como todos los comunistas en general, en que el TC rechace de plano la consulta, lo que les permitiría organizar manifestaciones, mítines, algaradas, quemas de mobiliario público y, quién sabe si, incluso, enfrentamientos con la policía, con los que conseguir alguna víctima que les permitiera exhibirla como ejemplo de “la crueldad” y la “violencia” de las fuerzas de orden público. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, contemplamos el panorama de la consulta catalana.