Fernando Ballesteros. 1 de Octubre.
Hace años, cuando el Real Madrid marcaba en el último minuto, en su mítico suspiro final, los que no sienten demasiada simpatía por los blancos, los antimadridistas vamos, se quejaban de su suerte, se lamentaban, "siempre lo mismo" decían. Los merengues contestaban que "la suerte hay que buscarla".
Era siempre la misma canción pero yo le había cogido cariño, me gustaba el estribillo. Ahora es distinto, ya no hay suerte, ya no hay que buscarla, se acabó todo. Ahora hay pegada. Todo lo explica la palabra de marras. De un tiempo a esta parte, cualquier cosa que pase en un partido del Madrid se resume con esas seis letras. Y es curioso porque, o yo tengo muy mala memoria o hasta hace relativamente poco no había escuchado el término en cuestión en el vocabulario futbolístico.
Lo que me lleva a pensar que en el habitualmente inmovilista mundo del balompie las cosas están cambiando, al menos cuando hablamos. Recuerdo que hubo un tiempo en el que dos jugadores determinados de un equipo se entendían bien, era antes de la aparición de las sociedades valdanistas, los que la enchufaban que daba gusto eran goleadores, ahora tienen gol, no existían los pases entre líneas y el actual enganche era el mediapunta de toda la vida de Dios. Ah, y lo que antes era un jugador disperso al que puedes encontrar en todas las posiciones menos en la suya, ahora resulta que se llama todocampista y se apellida Alves, Don Daniel.
Lo que no cambia es lo de los árbitros. Desde que tengo uso de razón vengo escuchando que se equivocan igual para todos, que al final de temporada te dan lo mismo que te quitan, creo que no hace falta que siga con una cantinela que, a mi, me da la risa. Miren, los árbitros benefician, más, pero muchísimo más, a los grandes.
Lo que les pase a los demás, a los que les pueden pitar un penalty injusto en casa en el minuto 95, para que me entiendan, se la trae floja a todo el mundo. Y si importa en algún momento es por lo que afecta a terceros. Vamos, que si se habla de lo del Espanol-Barcelona del pasado sábado es en tanto que al beneficiar a los culés perjudica al Madrid.
En fin, que con el Valencia y el Villarreal al comando de la liga y ese Sevilla que vuelve a apuntar a los resultados de la dorada era de Juande, a uno le empieza a dar un poco de asquito el bipartidismo -que en este caso sería biequipismo o algo así- imperante. Dicho queda.
Y para terminar alguna que otra pregunta que se me quedó dando vueltas en la cabeza después de ver el domingo el Atlético de Madrid-Sevilla.
¿Han visto alguna vez un equipo de elite europea utilizar a sus porteros como lo está haciendo Javier Aguirre esta temporada?.
¿Qué les parece que el mismo técnico confirme la alineación de su equipo un día antes del partido y añada como pista extra para el contrario que Agüero va a jugar tocado?. Ya puestos podía haber dejado claro cómo iban a sacar los córners o que Maxi y Luis García no iban a pisar las bandas, así el bueno de Manolo Jiménez se habría ahorrado el trámite de sacar laterales.
¿Creen que es posible que haya alguien que transmita menos compromiso por su supuesta causa que la que desprende Pablo Ibáñez por la rojiblanca?.
Yo ya tengo mis respuestas: no, una torpeza y no.
P.D. Según acabo esto, el Madrid termina de ganar en Rusia, 1-2 al Zenit. Ahí va mi pequeña crónica: los blancos hicieron valer su mayor pegada. Destacó el juego entre líneas de Higuaín. Van der Vaart enganchó muy bien y funcíonó a la perfección la sociedad Pipita-Van Nistelroy. Ah, y Sergio Ramos puede llegar a ser un todocampista de esos que tanto gustan ahora.