Y con él llegará el escándalo
Estamos plenamente inmersos en la época estival. Dentro de unos días, España entera se paralizará para disfrutar de unas merecidas y añoradas vacaciones. Todos estaremos dentro de dimensiones ociosas y placenteras. Nuestros sistemas de alerta se relajan y todo se nos alcanza algo más agradable y esperanzador.
En los primeros días de agosto, saldrá en libertad el asesino terrorista más sanguinario que ha padecido nuestra nación, coincidiendo con nuestra masiva salida vacacional. Sólo que la de este individuo no será ociosa, sino prejuiciosa y estereotipada en detrimento del gran colectivo, de la mayoría; es decir, en contra de todos, y de todo lo establecido que no sean sus propios intereses socio-políticos. Llegará a la sociedad española De Juana Chaos, y con él nos estremeceremos y asombraremos todos, preguntándonos y enlatándonos en múltiples lógicas que no parecen ser tales desde los ámbitos judiciales o legales.
¿Se trata de un psicópata o es un problema de actitudes y valores instalados a fuego lento desde un rincón de nuestra España?. Analizaremos la cuestión desde la psicología social, puesto que es más clarificador que desde la psiquiatría o psicopatología.
De Juana Chaos muestra con su conducta el espejo de sus actitudes, pero no sólo de él, sino de un grupo minoritario que ha sido capaz de contrariar y enajenar al grupo dirigente del mayoritario. Vayamos paso a paso para poder entender mejor la conducta asesina y cruel de este sujeto. La conducta asesina es una actitud, y como tal es una predisposición aprendida a actuar contra algo o alguien a favor o en contra: prejuicio. Las actitudes desencadenan componentes cognitivos, afectivos y por último comportamentales; inmediatos o diferidos. El componente cognitivo de este tipo de sujetos altamente condicionados es de posesión absoluta de una verdad holística y con la cual se sienten plenamente identificados, luego estaríamos en el siguiente nivel afectivo. El último nivel, el comportamental, es el que diferencia a unos separatistas de otros, mientras todos comparten las dos primeras secuencias, sólo unos pocos, se deciden a manifestar comportamentalmente el odio y el prejuicio a toda una sociedad.
Las actitudes se centran en un objeto, o situación. Podríamos entender el afán pasional hacia su bandera, su tierra o su lengua. Las actitudes son múltiples, así encontramos actitudes en él bien diferentes: agresivas, afectivas, despreciativas. Pero las actitudes son superficiales, los que realmente son abstractos, disponemos de pocos y son referidos a cuestiones más profundas, son los valores. Tanto los valores como las actitudes son aprendidos. Así pues, en el caso del terrorista se han alineado dos situaciones singulares pero, en las Vascongadas, no tan infrecuentes. Son la actitud prejuiciosa y los contravalores hacia lo más elemental de un grupo humano establecido: la vida y la libertad.
De esta forma, ya podrán entender ustedes que no sólo no va a cambiar nada dentro de la psique de este señor, sino todo lo contrario, desembarcará dentro de un contexto ambivalente facilitador de sus actitudes y contravalores. De un lado sus dirigentes, e ideología para seguir realimentando la secuencia comportamental, y de otro, las víctimas, para seguir instalado en el odio, el prejuicio, y finalmente, la desinhibición comportamental de la extorsión y el crimen. Tenemos sobradas razones para sospechar que cuando salga De Juana Chaos llegará el escándalo y el escarnio.