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Diario YA


 

“Al hombre le gusta ver a su amigo humillado ante él; para la mayoría la amistad está basada en la humillación” Fiódor Dostoyevski.

Podemos se le sube a las barbas a Pedro Sánchez: ¡O tragas o elecciones!

Miguel Massanet Bosch. No sabemos lo que esperaba de la propuesta de Podemos el señor Pedro Sánchez del PSOE pero, si suponía que el señor Pablo Iglesias, aupado en las encuestas y eufórico por la importancia que le han dado las actuales posibilidades, como posible llave de la investidura del líder socialista para el cargo de futuro Presidente del gobierno en España; se iba a conformar con el papel de “secundario” y cabeza de turco, manejable a su antojo; ya ha tenido, en la respuesta de Pablo Iglesias, cumplida respuesta a sus ilusorias esperanzas.

Si hace un tiempo, cuando se estaban empezando a tantear las posibilidades de alianzas para la formación de un gobierno de coalición o con apoyos específicos, el señor Iglesias ya sorprendió a propios y extraños con unas explosivas declaraciones en las que ponía, como condición a su apoyo al PSOE, el conseguir la vicepresidencia, la asignación a su grupo cinco de los ministerios más importantes y el compromiso de que, en Cataluña, se llevase a cabo el famoso referendo por “el derecho a decidir”; ahora, cuando el señor Sánchez ha confundido el encargo del Rey, para que intente formar gobierno, como si ello fuere una etapa previa a que sea él el designado para el cargo de presidente del gobierno; algo que, curiosamente, se ha tomado tan a pecho que no deja ocasión de escenificar,(en las reuniones que celebra con el resto de grupos políticos), a modo de representación teatral, una suerte de parafernalia encaminada a darles una solemnidad, más propia de un presidente ya elegido que de un mero aspirante; algo que, si nos atenemos a los últimos acontecimientos, tiene más bien pocas posibilidades de que sus aspiraciones a alcanzar el poder puedan llegar a buen fin.

Salvo que, el señor Sánchez esté dispuesto a inclinar la cerviz, a tragarse el marrón que tan gentilmente le ha ofrecido un engallado y crecido Pablo Iglesias, o que le haya cogido gusto a ser humillado en público, como aficionado a algún rito masoquista; parece que el programa de 100 folios que le ha presentado el líder de Podemos, tiene todos los visos de ser un ultimátum, una imposición y un trágala, que no creemos que el señor Iglesias esté dispuesto a que le sea rechazado. Una vez más, Podemos, ha cogido con el pie cambiado a un señor Sánchez, que sabe que está atrapado por su propia intransigencia, por su negativa imprudente y definitiva a negociar con el partido ganador de las elecciones, el PP, y por su absurda y poco meditada ansia de poder que, aún en el caso de que llegara a ser investido presidente del Gobierno, con el apoyo de Podemos, es evidente que sólo sería un jarrón de adorno supeditado a lo que le obligasen a hacer los comunistas bolivarianos, que sólo lo mantendrían en el sillón de la presidencia mientras se prestase a hacerles el juego y obedeciese sus normas.

No queremos pensar que el memorando que han presentado los comunistas del señor Iglesias, un programa que, según el propio Iglesias dice, es el único que contiene un estudio económico bien estructurado –a diferencia de los del resto de partidos con opciones a nombrar presidente del gobierno –, llegara a tener la posibilidades de ser aplicado en España, algo que significaría la ruina definitiva del país. Todos los que lo han conocido coinciden en que se trata de una serie de despropósitos, desatinos, propuestas inverosímiles, utopías imposibles de alcanzar, programas fiscales opresores para los ciudadanos y, en la base de todo ello, el darle al Estado el poder omnímodo y coercitivo sobre la ciudadanía que, como sucede en todo programa de inspiración soviética, es la que, al fin y al cabo, sale perdiendo en todos estos experimentos de tipo totalitario y absolutista.

Es fácil encontrar, en las peticiones de Podemos, los tics propios de los regímenes totalitarios, tan bien representados en los famosos Frentes Populares, como el que padecimos en España desde febrero de 1936. Puede que, como ha dicho Rafael Hernando del PSOE: “Pablo, dónde estás” pero lo que es evidente es que sí sabe es lo que quiere lograr. Así, el documento “muy trabajado y estudiado” como dicen sus autores, contiene, entre otras, las siguientes peticiones: la vicepresidencia del gobierno; la supervisión del CIS; el control del CNI y del Boletín Oficial del Estado; la presidencia de la Comisión de Secretarios y Subsecretarios de Estado y la relación del Gobierno con las Cortes Generales, con el control absoluto de la Secretaría de Estado de Comunicación. Todos ellos claves a la hora de tener el control de todos los resortes del Estado y, como ya consiguieron en Venezuela, la posibilidad de establecer una censura de la prensa. Por si fuera poco y ahondando en la herida, exigen con contundencia la celebración del famoso referendo en Cataluña, a la par de la creación de un nuevo ministerio de Plurinacionalidad como anticipo a lo que pudiera ser, el día que consigan cambiar la Constitución, el establecimiento de numerosos estados independientes dentro de la vieja y magullada piel de toro.

Pero donde dan el verdadero campanazo es en el aumento del gasto público que, resumiendo, puede llegar a alcanzar los 96.000 millones de euros sobre lo que ya tiene presupuestado el actual gobierno en funciones. Recordemos que, a España, Bruselas le reclama, por la desviación del Déficit Público del pasado 2015, unas décimas de desfase, la devolución de unos 9.000 millones de euros y, con referencia a la abultada deuda pública, le pide que se esfuerce en reducirla en una cantidad de unos 25.000 millones de euros. A esto, los señores de Podemos, responden con un incremente del gasto público imposible de sostener. Claro que ello requeriría un aumento bestial, no hay otra palabra para definirlo, de la fiscalidad.

Se calcula incrementar el IRPF para recaudar 10.000 millones más (500 euros por declaración); respecto al Impuesto de Sociedades se calcula una subida de recaudación del 50% a razón de 12.000 millones de euros “extra” cada año y un repunte del 60% en el tipo efectivo que soportan las grandes empresas (del 18,19% al 30%) Subirían los impuestos sobre el Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, un aumento confiscatorio de la recaudación que oscilaría entre un 50% y un 70%. Hay que advertir que este impuesto donde más incidencia tendría sería sobre la vivienda. También se habla de impuestos medioambientales, sobre transacciones etc. La incidencia de estas medidas y otras que sería prolijo enumerar en este comentario, tendría, a lo largo de este legislatura, un efecto negativo de alrededor del 10% del PIB o lo que es lo mismo, un aumento del gasto público superior a los 100.000 millones de euros. Pasarían generaciones enteras de españoles antes de que España pudiera llegar a recuperarse de semejante insensatez.

Europa no ha tardado en manifestarse. Mientras el presidente del BCE pide menos impuestos para crecer, el señor presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem y el comisario de Economía, Pierre Moscovici, ya han anunciado que no van a darle el visto bueno a la modificación del calendario que presupone, según el plan de Podemos, el aplazamiento de reducción del déficit público. Es el primer aviso al que, con toda probabilidad, irán siguiendo otros, si se llegara a consumar la entrada, en un gobierno socialista de coalición, de los comunistas de podemos con su disparatado plan fiscal. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos consternados como los políticos españoles parecen decididos a olvidarse de lo que le conviene a España y a los ciudadanos y están dispuestos a someterse a la prueba de un régimen comunista bolivariano del que, tan amarga experiencia tienen los países que se han sometido a él. Una experimento que habrá que soportar, durante cuatro años, por lo menos.

Un gobierno de comunistas bolivarianos que, en Venezuela, han demostrado lo que son capaces de hacer con las libertades, la economía y las finanzas de un país, hasta llevarlo a la miseria, el desabastecimiento y, no creemos que tarden mucho en caer en la quiebra soberana, gracias a la incapacidad de unos gobernantes para los que, la palabra democracia, no existe. Cuatro años, durante los cuales van a tener la posibilidad de destruir todo lo que, en siete años de sacrificios y recortes, empezaba a lograr un país al que se le estaban abriendo las puertas de Europa y se iniciaba la recuperación de todos los factores industriales, sociales y económicos, que tanto ha costado que volvieran a levantarse.

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