PODEMOS Y LA PRENSA
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Rafael Nieto, director de Sencillamente Radio. España y casi toda Europa llevan mucho tiempo en un bucle macabro de posmodernidad en el que la verdad casi nunca brilla, y la mentira impera en el conjunto de la sociedad ayudada por intereses poderosos y castas de diversa índole. El resultado es que casi nada de lo que se publica en la prensa es cierto al 100%, sino que simplemente responde a un interés particular, en este caso del que publica, o lo que es peor, del que recibe los beneficios de esa publicación desde el poder político.
La prensa española es hedionda, lamentablemente, en un porcentaje altísimo, no porque esté politizada, que lo está, no porque tenga presiones a las que no puede ni quiere enfrentarse, que las tiene; sino, básicamente, porque no le importa lo más mínimo la verdad. Por eso, tuve que contener la risa al ver a algunos compañeros de oficio indignadísimos esta semana con ese charlatán de feria que está al frente de Podemos en un acto celebrado en la Complutense. Se marcharon altivos en defensa de una dignidad que, como colectivo, perdimos en el mismo momento en que decidimos (decidieron, mejor dicho) colaborar con el Sistema en el fortalecimiento de los peores vicios y lacras sociales, en vez de combatirlos ferozmente desde posiciones realmente dignas.
Perdimos la dignidad, como colectivo, desde el mismo momento en el que nos prestamos (se prestaron, mejor dicho) a hacer de tontos útiles para que los que manejan los hilos del relativismo puedan conducir al mundo a la oscuridad de una existencia inmoral. Pero a los compañeros ese tipo de cosillas no les indignan. No les indigna que sus editores les hagan escribir del aborto como si realmente fuera un derecho democrático de la mujer, en vez del más canalla y cobarde de los crímenes. Hay muy pocas excepciones a esto.
A los compañeros no les indigna que haya terroristas sentando sus reales posaderas en la sede de la soberanía, y no sólo eso sino que algunos los entrevistan y otros se lamentan por no haber conseguido ellos la exclusiva de ponerle una alcachofa en la boca a una sanguijuela etarra. A los compañeros no les indigna que España esté siendo troceada por unos partidos corruptos y amorales, porque casi todos los editores de este país juegan al doble juego de estar con España y contra España, al sol que más caliente. Eso no les indigna. A Pablo Iglesias hay que criticarle por lo que hay que criticarle, no por cantarnos las cuarenta en la Complutense. ¿Que usó un estilo chulesco y prepotente? El que tiene. El único que le conocemos.
¿Que se puso cursi y repipi? Nada nuevo bajo el sol. El líder de Podemos es el vivo reflejo de su partido: ideas trasnochadas metidas en un populismo infumable y adornado con una retórica que produce sonrojo en cualquier cabeza bien amueblada. Pero curiosamente, ni su estilo matonil, ni sus ideas totalmente enloquecidas sobre la economía, ni su firme propósito de empujar a España al lugar más sórdido y siniestro de su pasado reciente parecen interesar lo más mínimo a mis compañeros de profesión. Les importa, les molesta, les indigna que les canten las verdades del barquero. Pues sí, que quieren que les diga. Me dedico profesionalmente al periodismo desde hace más de veinte años. En efecto, hay compañeros que se inventan noticias o que escriben con evidente desprecio a la verdad o al rigor en su trabajo.
En efecto, hay editores que obligan a poner ciertos titulares tendenciosos o a retorcer la actualidad para que las portadas tengan éxito entre los lectores. En efecto, se hace un periodismo, con algunas muy honrosas excepciones, de una paupérrima calidad, que por si fuera poco tiene que convivir con este horror de las redes sociales, los bloggers y en general, los aficionadillos a contar lo que pasa a su manera. Lo que recibe la sociedad no es una información veraz y contrastada, sino rumores, bulos, infundios y otras subespecies. Nunca he sido corporativista, seguramente ya lo han notado. No defiendo a compañeros de otros medios por el simple hecho de serlo, los defiendo si creo que merecen defensa, como a cualquier persona. Los periodistas que siguen habitualmente a Podemos y a Pablo Iglesias han tenido la ocasión, durante meses, de desvelar cuál es la verdadera cara de este partido peligrosísimo para la paz social de los españoles. Lo han podido hacer y no han querido.
Ellos saben, igual que yo, qué tipo de partido es Podemos y qué tipo de individuo es Pablo Iglesias. Pero cuando convenía reirle las gracias, jugar a rojillos por si acaso o ponerse de perfil para cuando las hordas marxistas acampasen en la Carrera de San Jerónimo, casi todos los hicieron. Ahora que no me vengan con este pueril "todos a una". A esta falacia, como a otras de este Sistema apestoso, no me sumo. Rafael Nieto, director de Sencillamente Radio en Radio Inter (918 am)