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“Creemos más aquello que tememos que lo que deseamos” Fagus

Podemos ya destila carga negativa para lo futuros inversores

Miguel Massanet Bosch. No ha hecho falta que pasara mucho tiempo, desde que se conocieron las últimas encuestas del CIS sobre la intención de voto de los españoles, incluida la asombrosa noticia de que Podemos, el partido de Pablo Iglesias, estaba en cabeza en cuanto a intención directa de voto; para que, las primeras consecuencias negativas para España y los españoles, se empezaran a producir desde fuera de nuestras fronteras. Sin ser economistas, solamente acudiendo al sentido común, hemos advertido, reiteradamente, de la insensatez de muchos que, quizá desengañados por los errores de los dos principales partidos que han venido alternándose en el poder durante los últimos 30 años o como venganza a los reiterados incumplimiento de sus promesas electorales, sin descontar el natural desgaste que el partido en el gobierno debe afrontar, especialmente como consecuencia de la larga crisis que estamos pasando y de la abrumadora herencia económica que recibió como legado de los anteriores gobernantes amén de los, injustificables y repetitivos, casos de corrupción que se han producido entre sus dirigentes; el caso es que, muchos españoles, simplemente impulsados por sus sentimientos, deseosos de encontrar a alguien, honesto y preparado, en quien se pueda confiar; han decidido, un tanto precipitadamente y sin un previo análisis de lo que significa para el país sus irrealizables propuestas; hayan decidido inclinarse, temerariamente, hacia la formación de Pablo Iglesias, Podemos.

A todos ellos, para que tengan una referencia de lo que representaría la entrada en el poder de este partido de extrema izquierda, les podemos anticipar lo que, desde fuera de España, desde el sector bancario del resto de países y desde los EE.UU. de América, piensan al respecto. La estadounidense BofA Cerril Lynch, en un informe distribuido el pasado viernes a sus clientes e inversores, les alerta de lo que puede resultar de las próximas legislativas españolas del 2.015. Para ellos, el avance de Podemos en el mapa electoral va a generar “un elevado grado de incertidumbre”, debido a la “fragmentación política”  que va a producir unas “consecuencias muy negativas”. Las posibilidades de que “Podemos llegue a tocar poder”, que califican de “hecatombre económica” o un posible “pacto de gobierno entre el PP y el PSOE”  (algo que, a nuestro criterio, en estos momentos nos parecer imposible) o, una tercera posibilidad, un gobierno en minoría, con pocas posibilidades de salir adelante, en el que, para dicha entidad significaría que: “no sólo las reformas estructurales o nuevos ajustes fiscales y ajustes estarían en riesgo, sino que las principales políticas desarrolladas en los últimos cuatro años podrían revertirse”.

Y es que no podemos olvidarnos de que, las propuestas que han puesto sobre el tapete económico en su propaganda, las bases de la filosofía de izquierdas de los señores Pablo Iglesias y Monedero y sus grandes dotes demagógicas; son capaces de helar la sangre a cualquiera que se mantiene con los pies en la tierra y que conoce, aunque sea mínimamente, el funcionamiento de los mercados y la mentalidad de los inversores. El ofrecer, a quienes nos observan con preocupación desde fuera de nuestras fronteras, establecer una “renta básica” para todos de 750 euros mensuales; la “nacionalización de determinadas empresas” ( recordemos los desastrosos resultados de las empresas estatales establecidas en el anterior régimen económico, previo a la democracia); “subidas fiscales”, por si no fuera suficiente la fiscalidad actual; fijación de “salarios máximos”; “impago de la Deuda”; “elevación del sueldo mínimo”; “prohibición de despidos en empresas con beneficios”; “reducción de la edad de jubilación a los 60 años”  y la “suspensión de la reforma laboral y de pensiones”; es suficiente para que se les pongan los pelos como escarpias y hayan empezado, como también lo ha hecho J.P. Morgan, a advertir a los inversores de que, el panorama en España, lleva visos de cambiar para mal y que, por tanto, vayan con pies de plomo en sus inversiones en nuestra nación. Es lógico, si se tiene en cuenta que, sólo el capítulo correspondiente a  “la renta básica” supondría  una partida presupuestaria de 145.000 millones de euros al año. Lo evidente es que, la puesta en práctica de la medidas anunciadas por Podemos significaría que se dispararía, hasta un punto insostenible, el gasto público.

Otro de los factores de riesgo contemplados por BofA es la dificultad de que, con la atomización prevista del voto de los españoles, se pueda llegar a constituir un gobierno estable; una hazaña prácticamente imposible. La mejor solución, a su criterio, sería un gobierno de coalición con el PSOE lo que, aparte de la dificultad en poner de acuerdo a dos partidos, acostumbrados a luchar por el poder; entrañaría el castigo que supondría, especialmente para el PSOE, el gobernar con el PP lo que beneficiaría enormemente a partidos como el mismo Podemos. Quedaría la posibilidad de un gobierno en minoría tanto del PP como del PSOE lo que dificultaría la posibilidad de hacer reformas importantes ante la necesidad, en cada caso, de llegar a acuerdos con los partidos de la oposición. La mejor solución, siempre según el BofA, sería llegar a una entente con el PSOE, sin que ello supusiera gobernar en coalición. Como es natural, la seguridad que durante los 30 años últimos ha supuesto la existencia de dos partidos mayoritarios que han ido turnándose en el gobierno del país (aunque no consiguieran la mayoría absoluta, podían conseguir llegar a acuerdos con algún otro partido, con el que tuvieran afinidades políticas); hoy en día ya no existe y las posibilidades que se pueda repetir se ven muy lejanas por no decir imposibles.

Si el anuncio de suspender el pago de la Deuda Pública ya es una bomba de profundidad para la posible financiación de nuestras entidades públicas y la de nuestras empresas privadas; no descartemos contemplar lo que significaría un gobierno plural en el que, como ocurrió en Catalunya con el Gobierno Tripartito, cada uno de sus componente tuvieran intereses distintos y tácticas diferentes a la hora de establecer unas reglas comunes para todos los españoles. Sin duda alguna, como ya están vaticinando los bancos de inversión, las dificultades para conseguir préstamos o inversores en nuestras bolsas pudieran convertirse en uno de los graves problemas a los que tendrían que enfrentarse los de Podemos, que. aún no han conseguido explicar como se las compondrían para comprar el 90% de energía que precisamos en España; como pagarían las pensiones ( si, además rebajaran la edad de jubilación a los 60 años) cuando, ahora, aún alargando la vida laboral de los españoles, se tiene que acudir a la reserva, la hucha de las pensiones, para poder pagar las pagas extraordinarias de nuestros actuales pensionistas; teniendo en cuenta que, la población española, sigue envejeciendo mientras los nacimientos disminuyen, lo que significa que cada día la proporción entre pensionistas y obreros que trabajen va a ser más ajustada, hasta que no sea posible seguir atendiendo el pago de las pensiones públicas.

Puede que haya muchas personas que deseen castigar a los partidos mayoritarios por la serie de errores, algunos mayúsculos, cometidos a través de sus sucesivos gobiernos; puede que existan sentimientos de rencor hacia aquellos que les privaron del derecho al trabajo y deseen votar a los partidos de la izquierda, confiando en sus promesas. El pueblo español deberá plantearse, antes de dar su voto o abstenerse, los resultados nefastos, ruinosos e irreparables de caer en la tentación de poner por delante los sentimientos, lo que les dicte el corazón o los rencores y venganzas; votando a grupos, como Podemos, que prometen lo imposible, con el único objetivo de hacerse con el poder del que, como ocurre en tantos otros casos, una vez conseguido, ya no hay manera de descabalgarlos de él. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, temblamos ante la posibilidad de caer en manos de semejantes charlatanes.
 

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