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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

¿Por qué sonríen tanto los políticos en España?

Políticos con sonrisa

Juan Manuel Alesson. En España, y también en buena parte de mundo, la gente se ha vuelto loca. Y la cosa va a peor. Lean con un mínimo sentido de la objetividad los titulares de prensa de cualquier diario. Salvo los que por su trascendencia no tienen nada de jocoso, el resto anima a darse de baja en el censo del planeta.
 En España, los políticos han caído hasta niveles rayanos con la vileza. La mayoría hace lo que quiere. Unas veces, pocas, piensan en el partido, la familia y los amigos, y el resto de las veces trabajan -¿he puesto trabajan…?- en beneficio de su interés. Son políticos y los ha votado el pueblo, ¿no? Están en el poder y todo el mundo sabe lo que conlleva en España ‘estar en el poder’. Se descubren negocios que incrementan su patrimonio en cifras que producen vergüenza ajena e indignación; se inventan normas y leyes –‘en beneficio de la sociedad’- que resultan nefastas; se gastan fortunas en tonterías mientras arruinan la nación… Son demagogos hasta la impertinencia; promueven el aborto y desprecian la religión; se equivocan demasiado; son superficiales, lentos, torpes, monótonos, incapaces, cobardes, incultos, horteras, chapuceros, irresponsables, falsos y farsantes en grado superlativo… Concurren en listas cerradas; cumplen dudosas consignas de partido; se dan a la gran vida a costa del contribuyente mientras le suben los impuestos; y un día sí y el otro, también, mienten, y si los dejas, te engañan… Aunque hay una minoría estupenda, podemos seguir mencionando lindezas hasta mañana.
 Pero siempre y en cada una de sus apariciones públicas, sonríen. Aunque les estén diciendo de todo, sonríen. ¿Por qué sonríen tanto los políticos en España? ¿Es gracia natural y no saben cómo evitarlo? Sonríen por definición. Pero, también, por desprecio y porque tienen la cara muy muy dura. Uno diría que, en el fondo, son estúpidos de caerse. Porque si no lo fueran no sonreirían así. Es sabido que cada uno sonríe como lo que es.
En Europa no sonríen tanto, excepto cuando ganan unas elecciones o sucede algo extraordinario. Una victoria en un deporte, por ejemplo. Entonces, aparecen y sonríen un rato. Luego se van tan contentos a sus casas. Pero ni siquiera entonces sonríen como aquí. Tienen pudor.
En los países serios los políticos tienen el aspecto serio de un profesional que trabaja con responsabilidad. Porque lo que a un político le piden sus votantes es que trabaje para resolver problemas reales, no para crearlos. Al final, todo es como aquí, pero justo al contrario.