Polvos revolucionarios que anuncian lodos de violencia
Miguel Massanet Bosch.
Nos sorprendemos, mejor dicho, se sorprenden porque, en Italia, han ganado los de la derecha, no los de la ultra derecha como se vienen obligados a calificar aquellos que son incapaces de aceptar el que pueda haber una oposición legítima a sus ideas trasnochadas, obsoletas y rancias como son las que defiende el comunismo tipo soviético que algunos insensatos están intentando que vuelva a formar parte de esta vieja Europa que, posiblemente casi sin darse cuenta, va camino de no reconocerse a sí misma si como está sucediendo, se va dejando arrastrar por estos que encuentran en el “diálogo”, la “cesión continuada”, la capitulación ante el chantaje del adversario y el sometimiento al miedo a cualquier amenaza de tipo nuclear que, desde Rusia o cualquier otro país se nos intenta amenazar como si ellos fueran los que disponen exclusivamente de esta clase de arma capaz de destruir toda la humanidad, como sería el caso si al señor Putin le entraran ideas esquizofrénicas acerca del destino último de la humanidad.
En España, pese al aparente optimismo que ha impuesto el señor Pedro Sánchez a sus ministros, a esta sonrisa forzada que podemos ver igualmente en todas las caras de los militares que aplauden, a una y sin la menor asomo duda (las va la vida en ello) a su jefe, el señor Kim Jong-un en Corea del norte y a esa ley mordaza con la que intentan disimular que el gobierno no tiene un plan general preconcebido para sacar a España de esta caída imparable, a la que nos conducen, pretendiendo ignorar que el hecho de abrumar y saquear a la ciudadanía con más impuestos, el que Hacienda esté recaudando más que nunca, a causa de la mayor carga impositiva y a la inflación galopante que venimos padeciendo desde hace unos meses y que ha motivado que el coste de vida de los españoles haya sufrido un súbito empujón que, si se compara con el aumento de los salarios, un promedio, que sólo ha sido del 2’3% ,que ha de competir con una inflación mensual del 9%. Recaudar y recaudar más, el objetivo inmediato de nuestro Gobierno socio-comunista, con la intención de poder contrarrestar las propuestas del PP que sostiene que, como ha venido haciendo en Madrid y en Andalucía reduciendo, dentro de sus capacidades constitucionales, la parte del impuesto sobre el patrimonio que les afecta a la comunidad y dejando en cero el impuesto sobre trasmisiones hereditarias, han venido cosechando un aumento general de la recaudación por impuestos indirectos, que les ha permitido seguir con las mejoras urbanas que habían emprendido.
Pese a la propaganda, indecente, carísima, sectaria y evidentemente falseada que ha ordenado el Gobierno que se ponga en práctica para criticar al PP por o que calificaba de una insensatez, al final, a Sánchez no le ha quedado otro remedio que unirse a sus adversarios y rebajar algunos impuestos a la vez que destinar una parte ínfima de los 32.000 millones que van a recaudar este año por la tendencia inflacionaria de nuestra economía, a comprar los votos de funcionarios, jubilados, pequeños regalos a los jóvenes y muchas, muchas promesas de mejoras de vida para aquellos que todavía no se hayan enterado de que, estos que nos gobiernan, no han pensado en ningún momento en el progreso de España y de sus habitantes, sino en situarse en una posición que les permita enrocarse en sus sillones de modo que no haya ninguna fuerza política en esta nación que sea capaz de derrocarlos. Naturalmente estamos hablando de una nueva dictadura o frente popular.
El que nuestra enseñanza, fruto de la ley educativa de la señora Zeláa, haya sido y sigue siendo un fracaso constatado en todas las valoraciones que se nos vienen haciendo en la CE, no parece que haga mella en nuestras autoridades, al contrario seguimos presumiendo de becas y otras gabelas que, desgraciadamente no benefician a los más estudiosos y merecedores de ellas, sino que forman parte de una estúpida visión seudo comunista de que lo importante no es primar a los que se lo merecen sino el que las becas vayan a parar a los más pobres, aunque estos no tengan las condiciones ni los conocimientos adecuados para sacar un buen provecho de ellas. El aprecio que, en el resto de Europa se tiene de nuestros estudiantes, evidentemente ha bajado de una manera espectacular ya que no somos capaces de exportar gente suficientemente preparada para ocupar cargos de responsabilidad en otras naciones de la CE. Por desgracia no podemos dejar de hablar de lo que está sucediendo en Ucrania, de las bravatas y amenazas del señor Putin y de las reacciones de algunas naciones más timoratas, con gobierno menos sólidos y con ciertas simpatías, semiocultas, hacia la causa rusa que amenazan, si llegan a generalizarse a través de la UE, con un paulatino enfriamiento de la intensa corriente a favor de Ucrania, si el miedo a una escalada de la guerra hace que aquellos principios, que son los de solidaridad con la causa ucraniana que, a la vez, es la europea, pudieran empezar a desmoronarse a favor de una paz absurda que permitiera a Putin vanagloriarse de una victoria y del miedo que sus amenazas habían causado al resto de naciones occidentales.
¿Quién, en estas condiciones, sería capaz de enfrentarse a Rusia y sus ambiciones territoriales, si al oligarca ruso se le ocurriera invadir Polonia o Dinamarca si, en su locura territorial no se conformara y pretendiera extender su dominio a una zona, todavía más amplia de la Europa comunitaria? Y si seguimos un razonamiento lógico, ¿el debilitamiento de las naciones europeas, su posible entrega a las exigencia de una Rusia totalitaria, la decepción de sus ciudadanos junto al empleo de una propaganda igualitaria y comunistoide, la pérdida de la autoridad de los dirigentes elegidos en las urnas, el declive económico subsiguiente, la entrega de la justicia a manos del gobierno de turno y la consecuente y evidente reacción de todas aquellas facciones desintegradoras que siguen latentes en muchas naciones europeas, especialmente en España, que no tendrían la menor dificultad en hacer saltar por los aires la unidad de la nación española.
Sin duda alguna el temor a una guerra atómica está en todos. Sin embargo, no es sólo Rusia la que tiene este poder, lo tiene Corea del Norte, China, India, Israel y, por supuesto Francia, EE.UU, la UK etc. El señor Putin sabe jugar muy bien con los tiempos, las circunstancias y, por supuesto conoce el miedo de una Europa que no ha pasado nunca por semejantes lances como le sucedió al Japón con Nagasaki e Hiroshima. Lo que hay que preguntarse es si el señor Putin, un militar que piensa en una gran nación rusa, se atrevería, a iniciar una escalada nuclear lo suficientemente poderosa para provocar la inminente reacción del resto de países con disponibilidades nucleares, algo que me permito poner en duda, porque no parece que sea tan cretino que no se de cuenta de que esto significaría el fin de la humanidad y, en consecuencia, la ruina de sus propios planes megalómanos.
En todo caso tenemos motivos suficientes, los españoles, para temer lo que pueda suceder en los meses venideros. Estamos a punto de poder constatar el hecho, bastante probable que la América latina quede totalmente en poder de las repúblicas bananeras a las que, si Dios no lo remedia, se les va a unir la grandiosa nación brasileña, bajo el mando de un sujeto atrabiliario, acusado y condenado por corrupción, el señor Lula da Silva, que a sus antecedentes autoritarios, totalitarios, comunistas y antiamericanos es muy posible que añada su rencor por los recientes años en los que ha estado proscrito para ejercer la política. Tenemos agrandado y sin visos de solucionarse el chantaje separatista de Cataluña y las exigencias cada vez mayores de los vascos y, a todo ello no vemos que Sánchez esté dispuesto a tirar la toalla buenamente, lo que augura, sin duda, que va a intentar agarrarse al poder hasta que no le quede otro remedio o, sus propios compañeros de partido, decidan echarle, algo poco probable.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, aparte de lo ridícula, cebollera y cutre que pueda resultar la idea de hacer un reportaje en loor de nuestro presidente del Gobierno, hay que tener una cara de cemento armado para atreverse a hacerlo, una falta de autocrítica que sólo se da en aquellos que se supervaloran y no ven la parte oscura de su currículo. Los que vivimos la posguerra civil, fuimos testigos de aquel famoso documental de noticias, el NODO, que se proyectaba obligatoriamente en todos los cines de España pero que, naturalmente, era un medio de propaganda del régimen. No lo critico, pero en el caso de este señor que lleva equivocándose, engañándonos, metiendo la pata con sus improvisaciones y acabando con España y su economía privándonos de aquellos años de paz y prosperidad que disfrutamos durante un largo periodo, es algo que clama al cielo y reclama la atención directa de Belcebú, para que se haga cargo de este impresentable personaje que intenta hacerle la competencia.