Popieluszko
Victor Alvarado
Popieluszko (2009) no está dirigida sólo para un público creyente, pues estamos hablando de un mártir del catolicismo, sino para los que todavía creen en las bondades del comunismo para que se desengañen de manera definitiva y, sobre todo, para los amantes de la libertad.
Se trata de un biopic que nos explica con detalle e intensidad la vida de un sacerdote muy popular en la Polonia dominada por el poderío soviético. Popieluszko mostró su apoyo al sindicato Solidaridad de Lech Walesa, convirtiéndose en el azote del comunismo por la contundencia de sus homilías y siempre estuvo en clara sintonía con el pensamiento de Juan Pablo II (como se pueden comprobar en la continuas referencias del citado Papa al susodicho sacerdote en algunos de sus textos) lo que le costó caro a esta persona tan querida en su país.
La película ha sido dirigida por el cineasta novel, Rafal Wieczynski que, a pesar de utilizar un formato que recuerda a las series de la RAI y se apoya en muchas imágenes de archivo porque intenta ser muy fiel a los hechos, reflejando la clara sintonía entre Jersy Popieluszko y Juan Pablo II con las necesidades de su pueblo, ha sido capaz de contar una historia que mantiene el pulso narrativo en todo momento. Además, las escenas de masas nos parecen que apelan a la épica y son muy emocionantes porque resulta fácil empatizar con sus exigencias.
El largometraje ha sido distribuido por European Dreams Factory artífice del éxito del documental, La ultima cima, que hablaba de la vida del sacerdote Pablo Domínguez. La cinta fue vista por casi millón y medio de espectadores en Polonia.
La interpretación de Adam Woronowizc es muy positiva y transmite sinceridad sin buscar la lágrima fácil. Representa a un hombre normal con los miedos lógicos de quien se juega la vida, pero que siempre fue coherente y fiel a sus principios. Aparece como una persona que lucha por buscar la verdad y la justicia, lógicamente, desde la perspectiva del humanismo cristiano, buscando la solución a los problemas mediante el diálogo y poniendo la otra mejilla, ya que piensa que, a través del perdón, se puede conseguir solucionar más problemas que mediante el uso de la violencia. Este planteamiento recuerda a Katyn (2007) del también polaco, Andrzej Wajda. Y es que este país está dando muestras de su enorme generosidad a todo el mundo.
Como dato curioso, la Iglesia lo beatificó en 2010 y miles de personar asistieron a la plaza de Vaticano para celebrarlo.