Portugal y Timor, España, el Sahara y el Vaticano
Luis de Carlos Calderón. Un cuadro comparativo entre dos realidades, puede ayudarnos a observar distintos desenlaces de premisas, en este caso históricas, similares. Aunque la actitud de España con el Sahara, comparada con la de Portugal en Timor, fue más comprometida por cercanía geográfica y la convivencia entre los pueblos español y saharaui más intensa amén del desarrollo propiciado, lo cierto es que imbuidas ambas naciones en sendas transiciones, Portugal con la revolución de los claveles y España con el paso a la Monarquía, abandonaron sus antiguas provincias. Mas Portugal reconoce el error y, casi un cuarto de siglo después, retoma sus deberes, posibilitando la realización de un referéndum para la autodeterminación de Timor Oriental invadido por Indonesia. España, potencia administradora del Sahara, continua sin asumir sus responsabilidades.
TIMOR ORIENTAL SAHARA OCCIDENTAL
1512. Los portugueses fueron los primeros europeos en llegar a la zona. 1502 Bula papal incluye territorios saharauis entre los enclaves que concedía a España que se hace presente en la costa.
La parte oriental correspondió a los portugueses, según un acuerdo de 1904 con Holanda. 1884 Conferencia Berlín: se reconocen derechos a España en el Sahara. 1900, 1904: acuerdos fronterizos con Francia.
1955 Nuevo Estatuto Provincia Ultramar. 1958 Provincia española.
1960 la ONU incluye a Timor O. dentro de la lista de "territorios no Autónomos". 1963 Sahara en la lista de Territorios no autónomos
1975 Abandono de Timor. 1975-6 Abandono del Sahara.
Indonesia, bajo la dictadura de Suharto, invade Timor Oriental: diciembre 1975. Estados Unidos apoyó esta invasión. Marruecos, en el absolutismo de Hassan II invade el Sahara. Abandono de ciudades: noviembre 75. USA apoyó esta invasión.
1976. Bombardeos sobre la población. Dejando 200.000 muertos con bombas de Napalm. Enero-febrero de 1976, se bombardea a los saharauis con fósforo blanco y napalm. Miles de muertos.
Anexión en julio 1976, haciendo de Timor O. la provincia número veintisiete de Indonesia. Abril 1976. Mauritania y Marruecos se reparten el Sahara. Marruecos se hace con todo el territorio en 1979.
La ONU nunca reconoció la anexión; diez resoluciones desatendidas solicitando a Indonesia respetar el derecho a la autodeterminación La ONU nunca reconoció la anexión; decenas de resoluciones desatendidas solicitando a Marruecos respetar el derecho a la autodeterminación
Represión brutal durante años. Represión brutal durante años.
1999. Los gobiernos de Portugal e Indonesia negocian. 30 de agosto, la población votó la independencia
Que los gobiernos de los últimos 35 años hayan dejado de cumplir con una misión histórica que tiene España para con sus antiguos compatriotas, no es de extrañar cuando, la mayoría de ellos, poco han hecho, en ámbitos internacionales, por el bien de la propia nación española. Sin embargo, nos podríamos preguntar si la diplomacia vaticana, que tanto intervino en la independencia de Timor Oriental y tanto reclama un estado para el pueblo palestino, podría pronunciar una palabra en apoyo de un pueblo, con una gran capacidad de sufrimiento como es el saharaui. Es cierto que la población católica de Timor O. se encontraba frente al mayor país musulmán del mundo cual es Indonesia y que el Vaticano tenía que preocuparse por la suerte de su rebaño. De hecho, Juan Pablo II visitó Timor en 1989 y, al producirse la independencia, después de un segundo genocidio con asesinatos de sacerdotes, monjas y miles de seglares, felicitaba al pueblo timorés de esta guisa (6 de mayo de 2002): “Con una solemne celebración eucarística habéis querido dar gracias a Dios por el don de la libertad y de la independencia, (...) me uno espiritualmente a todos vosotros para compartir vuestro sentimiento de júbilo (...). Esta patria, que Dios pone en vuestras manos diligentes, deberá fundarse en valores...”. Por otra parte, en referencia al conflicto palestino debemos tener en cuenta que está comprometida Tierra Santa.
La mayoría de los saharauis no son católicos pero el respeto que tienen a la Iglesia católica que convivió con ellos, y a los sacerdotes que siguen en el Sahara sin abandonarlos, es infinitamente mayor que el que pueda tener cualquier otro pueblo musulmán. Razón por la cual, como escribía en mi artículo número VII de esta serie, podría convertirse en un ejemplo para otras naciones de su ámbito religioso y cultural. Un precedente, para futuras intervenciones vaticanas, fue el suscitado por la huelga de hambre de Aminetu H. que llevó al presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), M. Abdelaziz, a pedir por carta la intervención del Papa en estos términos: "en ejercicio de la autoridad moral de la que es investido en nombre de la Fe Cristiana", “contribuya a resolver la situación” pues "su Santidad, en la convicción de que quien ha dedicado su vida al anuncio de la obra y las enseñanzas de Dios, el justo y misericordioso, no es ajeno a la grandeza y la tragedia de nuestra conciudadana". "Estoy seguro de que su Santidad sabrá encontrar los canales para hacer un llamamiento eficaz por la causa de A. Haidar, preservando su dignidad como ser humano". "No me cabe la menor duda que la Humanidad entera le estará agradecida eternamente…". ¿Qué Jefe de Estado de cualquier nación musulmana se dirigiría con estas palabras al Papa? Fuentes vaticanas anunciaron que, Su Santidad Benedicto XVI, intervendría. Posteriormente, resuelta la situación, la Santa Sede expresó su satisfacción por la solución habida.
Anteriormente, en el verano de 2000 el Papa Juan Pablo II recibió una delegación de niños saharauis de vacaciones en Italia. Dos años después, en el mismo periodo estival, rezó por la llegada de la paz al Sahara Occidental. Doscientas mil personas malviven exiliados en medio de un inhóspito desierto, miles sufren persecución y violencia en sus tierras invadidas. Tal vez ha llegado el momento, como con referencia a tantas naciones ha sucedido, en que la Santa Sede pronuncie palabras claras pidiendo el cumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre el Sahara como lo hace en la petición de un Estado para Palestina.