Santa Matilde rogaba a la Virgen María que la asistiera en el trance de su muerte y entonces Ella le contestó:
“Te aseguro que lo haré, pero procura merecerlo por tu parte rezándome cada día tres avemarías “
“En la primera Avemaría piensa en Dios Padre, quien con su poder soberano engrandeció tanto mi alma sublimándola, como en un trono, a tan excelso honor que, después de la Majestad de Dios, nadie me iguala en poder ni en los cielos ni en la tierra; y en vista de ello, suplícale que yo te asista en el trance de tu muerte, para alentarte y alejar de ti toda la potencia de tus enemigos “.
“En la segunda Avemaría, recuerda al Hijo de Dios, el cuál, con su inescrutable e inmensa sabiduría, me dotó de tanta plenitud de ciencia e inteligencia que mi disfrute y conocimiento de la Santísima Trinidad es superior a la de todos los Santos, de modo que, como sol esplendoroso , ilumino los cielos . Pues bien, teniendo en cuenta esto, suplícale que infunda yo misma en tu alma, a la hora de la muerte, tanta luz de fe y conocimiento sobrenatural, que te veas defendida contra toda ignorancia y todo error. “
“Por último, en el tercer Avemaría , trae a la memoria al Espíritu Santo , que me inundó tanto de su bondadoso y misericordioso amor que, después de Dios , llegué a se la más tierna , la más dulce y la más afable de todas las criaturas ; conviniendo que , por este motivo , le supliques que yo te asista en la hora de tu muerte , y entonces derrame en tu alma tan beatificantes efluvios de amor divino que superen los dolores y amarguras de ese momento crucial , y que la fuerza de ese amor los convierta en suavísima dulzura .
(“Revelaciones de Santa Matilde “, 1ªparte, capitulo 48 ).
En verdad, aquí está prometida para todos los devotos de las Tres Avemarías, una santa muerte y la salvación eterna.