Proyecto Partitura, alternativa para artistas de diferentes generaciones
Gabriel Cortina. El Auditorio Nacional de Música ha sido escenario del Proyecto Partitura, una iniciativa promovida por un colectivo de artistas que ha sido muy bien acogida por el público y por la crítica. La finalidad es plantear una posición frente a los valores estéticos, éticos, sociales, pedagógicos y espirituales en una sociedad en la que algunos valores humanos fundamentales parecen estar en crisis.
Su promotor es la portuguesa Maria Joao Pires, pianista de reconocido prestigio a nivel mundial, y solistas con una carrera musical fecunda. Lo atractivo de la iniciativa es la creación de una relación renovada entre artistas de diferentes generaciones y ofrecer una plataforma de desarrollo alternativa a un mundo demasiado centrado en la competitividad, llevando la música clásica fuera de los circuitos tradicionales.
El programa elegido fueros tres conciertos para piano y orquesta de Mozart, dirigidos bajo la batuta de Victor Ambroa, concertino, e interpretados por la orquesta de cámara “Andrés Segovia”, iniciativa promocionada por Juventudes Musicales de Madrid. Junto a la propia Maria Joao Pires, que interpretó el concierto nº20, participaron los solistas Ignasi Cambra (nº21) y Julien Berrocal (nº12), dos talentos que supieron expresar al genio salzburgués con incuestionable habilidad pianística. Las obras del repertorio elegido son similares en el tiempo -fue 1785 un año de plenitud excepcional-, y responden al tipo de conciertos que Mozart organizaba en beneficio propio, tras enfrascarse en la composición, para olvidarse de lo mal que lo estaba pasando.
Al final del programa tuvo lugar uno de los “bises” más asombrosos, auténtico regalo de despedida para un público entusiasmado. Llevo veintidós años consecutivos acudiendo al Auditorio Nacional y puedo afirmar que el “andante” del concierto nº 21, interpretado por los tres solistas, fue excepcional, rotando en la silla y cediendo el teclado alternativamente. Sirvan estas líneas como homenaje a la maestra Pires y sus dos discípulos, quienes encarnan el talento musical de la próxima generación.