Rajoy - Rubalcaba: Mucho hablar para no hacer nada
Pedro Sáez Martínez de Ubago. El presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy y el nuevo secretario general del PSOE, Alfredo Pérez, han celebrado su primer encuentro oficial, en una audiencia de aproximadamente cuatro horas en que el primero ha recibido al segundo en el palacio de La Moncloa. Y, como es lógico en dos partidos que han llevado a España al mayor grado de crispación a base de una política de confrontación generalizada, en muy poco, y desde luego, en nada esencial, se han podido poner de acuerdo. Otra cosa hubiera sido traicionar su tradicional política del “Y tú más” (“Si yo robo en Andalucía, tú robas más en Valencia”) con la que han convertido las dos cámaras de las Cortes Generales y las campañas electorales en sendos circos en que más que resolver nada ni aportar ideas o soluciones, se emula las riñas y discusiones de los colegiales de los parvularios.
Han hablado de muchas cosas durante cuatro horas, en las que se incluye la comida o más bien al revés, dado que, oficialmente, el encuentro ha consistido en una invitación de Rajoy a Rubalcaba a almorzar para explicarle los planes del Ejecutivo para hacer frente a la crisis. Siendo así uno se cuestiona para qué sirve entonces el Parlamento ¿De qué se trata en los grandes debates, en las comisiones ordinarias, en las sesiones extraordinarias o en las sesiones de control al Gobierno, como la que minutos antes del almuerzo en Moncloa, habían protagonizado ambas Sorayas en el palacio de la Carrera de San Jerónimo? Como diría aquél, yo soy de pueblo y a mí que me lo expliquen, porque no lo entiendo.
¿Qué han acordado el Presidente del Gobierno y el jefe del principal partido de la oposición entre las alcachofas con setas y el chuletón de Ávila? Tan sólo cerrar asuntos que llevan años o meses pendientes como la renovación antes de irse de vacaciones de los organismos constitucionales que fue imposible en la pasada legislatura: el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Defensor del Pueblo y el Consejo de Administración de RTVE; así como una muy ambigua creación de un grupo de trabajo formado por el gobierno y el PSOE en materia de I+D+i-.
Esto segundo es tan insustancial, dado que la creación de un grupo no implica que éste deba llegar a nada en concreto, que no merece más comentario que el que el propio Rajoy ha aplicado recientemente a los guiñoles gabachos: “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”.
Lo primero es más grave, porque viene a significar más de lo mismo, que los partidos políticos, en virtud de su nuevo grado de representatividad en las Cortes, seguirán controlando al poder judicial y manipulando los medios públicos de información, financiados con nuestros impuestos, para seguir manipulándonos a todos los españoles como mejor les venga en gana.
Aquí sí que el Partido Popular ha dejado pasar una oportunidad de oro que le facilitaría su holgada mayoría absoluta, para acometer dos pasos claves en la regeneración integral que en los últimos los populares venían preconizando hasta la saciedad.
Así, España seguirá siendo un Estado social y democrático de derecho sin una justicia libre, gracias a cuyos partidos mayoritarios, el poder judicial podrá seguir sorprendiéndonos con más aberrantes sentencias del Tribunal Constitucional, al tiempo que los españoles seguiremos sufriendo el menoscabo de nuestro derecho a ser verídicamente informados con más mendacidad y maniqueísmo desde lo que se ha dado en denominar el “cuarto poder”.
En definitiva, cuatro horas de almuerzo y sobremesa donde, cuando más necesitada está la nación de que sus gobernantes se tomen en serio el deber de preocuparse por ella, se ha hablado mucho para no hacer nada, a no ser ratificar lo que ya dijera en su día Arturo Graf: “La política es demasiado frecuentemente el arte de traicionar los intereses reales y legítimos, y crearse otros imaginarios e injustos”.
PEDRO SÁEZ MARTÍNEZ DE UBAGO