Recursos para una nueva derecha chilena: Yrarrázaval puso la plata
Gonzalo Rojas Sánchez. Uno de los obstáculos que con mayor frecuencia se plantean para el desarrollo de un nuevo partido político en la derecha chilena consiste en la dificultad para obtener recursos, todo obviamente de acuerdo a la nueva legislación en la materia.
Puede ayudar a superar ese pesimismo -y la tacañería de algunos- recordar a uno de los mayores benefactores que ha habido en la vida pública chilena: Manuel José Yrarrázaval Larraín, regidor, diputado, senador, presidente del partido conservador, ministro del interior, etc., etc., cuya biografía tuve el privilegio de publicar hace una década. La generosidad económica de don Manuel José, -hombre de gran fortuna, ciertamente- se extendió a muchos campos. Financió el primer Círculo Católico para proporcionar a la juventud del partido un hogar social que fuese el núcleo de todas sus obras de propaganda y de acción pública.
Entregó unos $20.000. En paralelo, se ofreció para juntar dos millones de pesos con sus parientes y amigos para pagar los blindados que necesitaba la Armada. Aportó también con $80.000 para darle existencia al periódico el Independiente por 4 años. Cuando los aportes tendían a agotarse y había que encontrar nuevo financiamiento para la iniciativa periodística, citó a una reunión en su casa, en 1874, pero no llegó casi nadie. Afirmó: “si seguimos así, este país está perdido”.
Por otra parte, Yrarrázaval dotó una cátedra de Derecho Público Constitucional, en la Universidad Católica, obligándose a darle $1.500 anuales, durante 20 años, es decir $30.000. Más aún, cuando otorgó su testamento, don Manuel José dejó claramente establecida la obligación ya contraída, extendiéndola en el tiempo, durante 20 años, “y es mi voluntad que una vez transcurridos los 20 años, se continúe pagando anualmente la expresada suma al Arzobispo de Santiago”.
Y, además, decidió extender su aporte a la dotación de otras dos cátedras, para lo cual estipuló la entrega de otros $1.500 anuales. Finalmente dejó en su testamento un legado de $249.787,28, que significó poder construir unas 37 nuevas casas para obreros, dentro del proyecto iniciado por don Melchor Concha y Toro, muchas de ellas aún en pie en el barrio Bellavista. Si hay generosidad y sentido del bien público, se puede.