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Diario YA


 

el aguijón

Reflexionemos

David Martín. 6 de junio. Hoy es el día. Hoy vivimos una jornada de reflexión para decidir a quien enviamos, con nuestro voto de mañana, a representarnos en Europa. Respetemos el periodo de meditación. Por ello no considero prudente escribir sobre los sentimientos que me produjo el debate del lunes, en Antena-3, entre los números uno de las listas de PSOE y PP al Parlamento Europeo. Tampoco lo seria, entiendo, relatar los detalles de las entrevistas a Mariano Rajoy, primero, y a José Luis Rodríguez Zapatero, después, en Tele-5. Y ni que escribirse tiene, por el mismo razonamiento, del debate entre los candidatos a la Cámara de Estrasburgo de la mayoría de las fuerzas políticas, que tuvo lugar el miércoles en La-1. Lo siento porque más de un picotazo de este aguijón se merecerían todos ellos, pero debo respetar esta jornada de profundo pensamiento que tenemos y la respeto. Reflexionemos.

Puestos a reflexionar, les propongo que lo hagamos sobre La Sexta y su peculiar sentido de servicio al espectador. Hablar, escribir, sobre la programación de la citada cadena significa, la mayoría de las veces, por suerte o por desgracia, tener que hacerlo sobre deporte. Y en esta ocasión no va a ser menos. La Sexta se autodefine como la televisión del deporte y no le falta razón por los innumerables eventos deportivos que retransmite. Fútbol europeo y nacional, Formula-1, carreras de GP2, y hasta el tiro de pichón, si se tercia, se pueden ver por la cadena propiedad de las productoras más importantes del país. Perfecto, el amante del deporte ya sabe que botón del mando a distancia pulsar para, a buen seguro, ver eso que tanto le encandila.

La denominada “guerra del fútbol”, ente La Sexta y Digital+, por la que la una impide la emisión de partidos del deporte rey a la otra, pero que ya es historia gracias a la presumible fusión entre La Sexta y Cuatro, ver para creer, no sólo ha dañado las arcas de la plataforma digital, sino que también ha perjudicado al espectador. Apuesto por el fútbol en abierto y cuantos más encuentros puedan verse sin tener que sacar un euro del bolsillo mejor, pero cuando se emite algo, sea un partido de fútbol o los Carnavales de Cádiz, lo mínimo que se pide es que se emita bien, y lo que últimamente venía haciendo La Sexta con la retransmisión simultanea de hasta ocho enfrentamientos, como ocurrió en la penúltima jornada liguera, roza la desvergüenza. El aficionado, ávido por ver a su equipo cómo se la jugaba para entrar en puestos europeos o salvarse de la quema del descenso, se quedó con las ganas. Los responsables de La Sexta permitieron ahorrarnos los doce euros que cuesta la adquisición de un partido en la modalidad de Pago Por Visión, pero ver, lo que se dice ver, vimos poco. Es imposible enterarse de algo cuando se intentan ofrecer ocho cosas al mismo tiempo por mucha multipantalla que se ponga, y más cuando en la mayoría de los casos se emite en falso directo. Oír al vecino festejar un gol y verlo cinco minutos más tarde desquicia a cualquiera. ¿No hubiera sido mejor emitir un solo partido, y permitir que el espectador pudiera ver cualquiera de los otros en directo y de forma completa, aunque fuera pasando por caja? Reflexionemos.

Los carruseles deportivos están bien, pero en televisión no tienen cabida. El aficionado prefiere ver un solo encuentro y verlo en su totalidad, a ver sólo las jugadas más importantes de todos ellos. Para eso ya tenemos “Estudio Estadio”. La Sexta puede vanagloriarse de emitir duelos futbolísticos a gogo, pero no de hacer un favor al espectador por ello. Quien mucho abarca poco aprieta y a la cadena privada, en este aspecto, se le quedaron muchas cosas sueltas. Sólo sería de agradecer y festejar si se ofrecieran en horarios distintos. Sigamos reflexionando, y no sólo sobre lo que vamos a votar mañana.

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