Reino Unido destina 68.000 millones para nacionalizar parcialmente la banca
Redacción Madrid. 8 de Octubre.
El Gobierno británico presentó hoy el plan de rescate financiero que ha diseñado para hacer frente a la crisis, valorado en 50.000 millones de libras (unos 68.000 millones de euros) procedentes de las arcas públicas.
Este plan conllevará una nacionalización parcial de la banca sin precedentes en la historia del país y permitirá inyectar capital a las ocho principales entidades con el objetivo de garantizar que sus necesidades de liquidez quedan cubiertas.
Tras la reunión convocada ayer por el primer ministro, Gordon Brown, para ultimar un paquete de medidas que, según él, "van más allá" de las articuladas por Estados Unidos en su plan de 700.000 millones de dólares, el titular de Hacienda, Alistair Darling, presentó esta mañana antes de la apertura de los mercados unas propuestas con las que Reino Unido aspira a "recapitalizar la posición" de los bancos, proteger los depósitos de los ciudadanos y "reestructurar el sistema a partir de nuevos principios".
No obstante, en una rueda de prensa convocada en Downing Street para dar cuenta de las propuestas, Brown descartó que la nacionalización parcial tenga como objetivo "dirigir" los bancos desde el Ejecutivo, ya que el propósito es "asegurar que pueden reconstruir su capital" en un contexto de crisis que ha menoscabado la confianza entre entidades y ha congelado el intercambio de crédito.
En este sentido, el mandatario consideró que la solución ofrecida esta mañana tras jornadas de negociaciones con el Banco de Inglaterra (BoE) y los propios jefes de los gigantes financieros de la City "va más allá incluso de lo esperado", ya que garantizará capital extra a disposición de los ocho grandes a cambio de acciones preferentes para el Gobierno y la habilitación de un proyecto de emergencia que cubra los actuales problemas de liquidez. "Se trata de acciones radicales a través de todo el sistema", reivindicó.
GARANTÍAS DE PRÉSTAMO
Además, el BoE habilitará 200.000 millones de libras adicionales (unos 250.000 millones de euros) en concepto de préstamos a corto plazo para cubrir las necesidades de liquidez y "al menos" 250.000 millones de libras (más de 300.000 millones de euros) en garantías de préstamos estarán a disposición de los bancos para incentivarlos a prestarse entre ellos y atacar una de las bases estructurales del colapso del mercado crediticio.
La consecución de estas medidas exigen de los bancos la suscripción de un acuerdo con la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, por sus siglas en inglés), el regulador de la City, en torno a las retribuciones y los dividendos y, aparte, tendrán una serie de objetivos que cumplir, como el de aumentar su capital al menos 25.000 millones de libras (unos 30.000 millones de euros), para lo que contarán con las partidas previstas por el Gobierno en el plan de rescate a cambio de acciones preferentes.
En este sentido, el primer ministro reiteró en su comparecencia que las medidas han sido adoptadas "en interés de los contribuyentes" y, preguntado por la alternativa que manejan en caso de que fallen, especialmente ante la obligación de recuperar una ingente inversión de dinero público, insistió en que "tiempos extraordinarios exigen medidas extraordinarias" que sólo un Gobierno puede adoptar y que, en el caso del británico, lo ha llevado a "analizar cada aspecto del sistema" para asegurar que recupera el "flujo de dinero".
ADQUISICIÓN DE ACTIVOS
Así, calificó el paquete de "valiente" y reivindicó que "va lejos", frente a decisiones como las adoptadas por Washington, ya que no se limita a comprar las deudas de las entidades, sino que adquiere parte de sus activos mediante la posesión de acciones preferentes que, según espera, permitirán recuperar la inversión en el futuro y evitar un aumento dramático de impuestos o un severo recorte del gasto público como contrapartida a los 68.000 millones de euros que desembolsará para erigir "nuevos principios" en el sistema bancario y consolidar un modelo "fuerte y seguro".
En este sentido, la partida obligará al Ejecutivo a recurrir al préstamo, al igual que la Administración de George Bush con el plan de 700.000 millones de dólares, por lo que existen suspicacias acerca de que a largo plazo el Ministerio de Hacienda se vea forzado a elevar la presión fiscal para cubrir la deuda, una eventualidad que dependerá en gran parte de la prolongación de la crisis.
Por su parte, las entidades implicadas desde el principio en este plan global son Abbey, Barclays, HBOS, HSBC, Lloyds TSB, Nationwide Building Society, Royal Bank of Scotland y Standard Chartered, si bien Alistair Darling apuntó que otras compañías y sociedades inmobiliarias podrían solicitar su inclusión en un sistema basado en acciones preferentes, aquellas que pagan un interés fijo en lugar de un dividendo y que debe ser abonado antes de que otros accionistas reciban nada, aunque sin implicar derecho a voto.
ESTABILIZACIÓN DEL SISTEMA, LA PRIORIDAD
El objetivo fundamental del Gobierno es "estabilizar" el sistema para, una vez completado el proceso, pasar a una segunda fase basada en la articulación de una normativa internacional que evite la reedición de un colapso que partió de Estados Unidos hace 14 meses por las "acciones irresponsables de instituciones individuales" en materia de préstamo, según denunció hoy Brown.
Sin embargo, el primer ministro admitió que las consecuencias han alcanzado ya a "todas y cada una" de las economías del planeta, que se han visto obligadas a reaccionar con diferentes propuestas que en el caso de Reino Unido llevará a las compañías que suscriban el plan con el Gobierno a extender las líneas de crédito ordinarias a los compradores y pequeños negocios, además de revisar las concesiones retributivas y los dividendos entre accionistas.
De esta forma, Londres espera que el acuerdo se traduzca en la recuperación de la confianza en el sistema y la consiguiente vuelta de capital a los mercados, una vez reestablecida la salud de los bancos y la percepción entre los propios consumidores en un contexto de "extremada preocupación" ante la deriva emprendida por la crisis en las últimas semanas, que vio caídas inéditas en los indicadores bursátiles de todo el mundo.