En el plano histórico, la Fe en la Resurrección de Jesucristo, que germinó después del fracaso del primer Viernes Santo es el fundamento de la génesis del cristianismo. Fue esta fe la que después de la muerte en la cruz de Jesús, conformó la primera comunidad Cristina, la Iglesia Primitiva; esta Fe dio un impulso definitivo al mensaje evangélico primero en Galilea y Judea; luego con San Pablo por todo el Imperio Romano; en esta Fe se basaron los evangelios y los primeros testimonios orales y escritos.

La Resurrección de Cristo, junto con su actividad terrena y su mensaje fundamentan la esencia del cristianismo, sin la Historia de Jesús de Nazaret, el cristianismo es un mito, y sin la Resurrección los poderes políticos hacen del cristianismo una ideología para sus intereses de dominio. De la Resurrección depende todo el potencial presente y futuro del Mensaje Evangélico, pese a los intentos de desterrar a Jesucristo de la vida social, política, Intelectual y cultural, con un NOM claramente anticristiano y paganizante maniqueo.

San Pablo, el duro Paulo perseguidor a muerte de los primeros cristianos, San Esteban, una vez convertido por Cristo a quien persiguió, en su apóstol, dio el testimonio más fundamental de la Resurrección, por eso  escribió  a algunos cristianos  de su tiempo que dudaban: “Si Cristo no ha resucitado, entonces nuestra predicación no tiene contenido, ni vuestra fe  tampoco (…) seguís con vuestro pecado (…) entonces también los cristianos somos como esos otros que no tienen esperanza, los más desgraciado de los hombres” Para Pablo toda la creencia  cristiana sin la Fe en la Resurrección se derrumba sin el anuncio:” Jesús, Crucificado resucitó de la muerte:  Para Pablo no cabe pasar de esta FE, porque es radical y absolutamente irrenunciable.
Fidel García Martínez