Fidel García Martínez García Martínez Doctor Filología Románica. Analista de Textos Retóricos de los grandes místicos españoles (San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús (…)
Ayer la llamada sede de la soberanía nacional vivió una jornada a medio camino entre la historia y el esperpento. Nunca desde la restauración de la democracia se vivió un espectáculo político-oratorio tan desconcertante como atrayente. Los oradores algunos de los cuales mostraron muy pocas habilidades retóricas en la estructuración de sus discursos tal como lo mandan los grandes tratadistas, y como Jovellanos lo analizó, quien no solo escribió un excelente tratado de Oratoria, sino que nos dejó una pieza oratoria singular en su Defensa de la Junta Central, de obliga lectura para todos los que pisan las alfombras del Congreso de los Diputados.
En los tiempos de Mariano Rajoy se podían oír por todos los que quisieron las mejores piezas oratorias: sólidas, contundentes perfectamente estructuradas en su forma sin alardes teatrales y con momentos estelares en la ironía contundente. La respuesta del candidato del entonces jefe de oposición eran más plana y con una estructura retórica más débil por menos convincente, porque la retórica es el arte de bien hablar, para persuadir En el parlamento actual Pedro Sánchez, no se preocupa de la retórica, lee sin convicción los discursos, con tono nada convincente y monótono, en las réplicas recurre a los más fácil el insulto y la descalificación.
El representante de UP y vicepresidente del gobierno está como siempre, no responde a lo que se pregunta, solo se espera de él lo demagógico, atrevido y embarullado y se preocupa solo de la ironía, el insulto y el sarcasmo, con una dialéctica típicamente marxista y simplista pero de gran efectividad mediática por los exabruptos y las ocurrencias, algunas de los cuales provocan lo que quiere la respuesta airada de aquellos a quienes van dirigidas. Se dan excepciones notables a esta atonía retórica parlamentaria que son dos mujeres brillantes y excelentes oradoras, Macarena Olona y Cayetana Álvarez de Toledo, que encuentra en su dos rivales parlamentarias la Vicepresidenta Carmen Calvo y Adriana Lastradversarias políticas inconsistentes y vacuas. Pablo Casado puede ser un buen orador pero le traiciona la excesiva información que quiere trasmitir y que le impide una elaboración más estructurada del mensaje.
Abascal necesita pulir las formas no los contenidos, pero tiene todos los visos de llegar a ser gran parlamentario con una estructura retorica más formalizada. Obviamente con este breve análisis formal desde el punto de vista del arte de persuadir, no se trata de saber quién ganó o quién perdió desde los contenidos, porque muchos eran contrarios cuando no contradictorios y ese análisis pertenece a los politólogos y a los que se dedican a interpretar los enigmas de los discursos políticos, misión casi siempre imposible, porque hoy los políticos no dicen los que realmente piensan sino lo que tienen que pactar cada día.