Joaquín Tomás Fortunati

En estos tiempos de cambios continuos y renovaciones, la educación no se iba a quedar atrás. Después de siglos y siglos funcionando y formando a millones de personas, desde la antigua Grecia, pasando por todas las épocas hasta nuestros días, hay gente que afirma que la escuela no es necesaria. Con toda la libertad que da un sistema democrático, hay familias que se están planteando educar y enseñar a sus hijos en casa.

Tantos y tantos años en nuestro país persiguiendo una escuela gratuita y obligatoria, y ahora que más o menos este fin está conseguido y que no solo los nativos, sino todas las personas que vienen de todas partes del mundo, se encuentran con esta gran ventaja, resulta que algunos padres quieren una educación exclusivamente familiar para sus hijos. Tal vez sea el desconcierto que existe en la escuela actual o el bajo nivel que se imparte ahora mismo en ella, lo que haya motivado que ciertos padres se estén planteando tomar la difícil responsabilidad de educar a sus hijos en todos los aspectos en la misma casa. Si miramos a otros países, sobre todo europeos, nos encontramos de todo. Los hay que, como el nuestro, consideran la escuela imprescindible para el desarrollo intelectual del niño y otros que tienen una amplía gama de posibilidades y una de ellas es la de permitir que las familias puedan educar e instruir a sus hijos en casa, siempre que demuestren que tienen medios para hacerlo y siguiendo unos controles para comprobar que el niño está aprendiendo los conocimientos básicos necesarios para su formación integral. Me acuerdo cuando era pequeño y la educación no estaba muy bien reglada con respecto a la obligatoriedad, que había padres que prácticamente impartían clases a sus hijos y solo llevaban a los que veían posibilidades de seguir estudiando a los pocos institutos que entonces había, teniéndose que desplazar a las ciudades, porque en los pueblos no existían. Comprendo a muchos padres, que visto el bajo nivel de la educación actual en casi todos los centros, ya que las leyes educativas actuales no ayudan precisamente, quieran intentar educarlos ellos, ya que disponen además en el día de hoy con la gran ayuda de internet para esta labor. Pero lo que no debemos olvidar, es que la escuela no es solo un lugar donde el niño va a recibir una serie de conocimientos, la escuela es el centro de enseñanza integral para la vida del niño.

En la escuela aprenderá a relacionarse con los maestros y demás niños y esto le servirá para cuando salga a ese mundo al que se tendrá que enfrentar, sepa adoptar las habilidades sociales necesarias para adaptarse a ella sin fracasar. Porque ¿para qué que queremos un niño repleto de conocimientos y de sabiduría, si después es un fracaso socialmente y no sabe relacionarse convenientemente con sus semejantes? Esa es la gran labor que desarrolla la escuela, una labor sorda y que mucha gente no sabe apreciar, la enseñanza para la vida. Ahora que están tan de moda las sentencias innovadoras de los tribunales, no me extrañaría que algún juez iluminado, influenciado por los últimos informes emitidos sobre educación, pasara de la necesidad de la escuela y mandara a todos los maestros al paro del tirón. Todo se andará. Para terminar, me acuerdo de una de las frases más célebres de El Tamud: “El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela”.