Elena Gutiérrez Espasandín. ¿Por qué atacamos tanto a la Corona, si es nuestra mejor Embajadora económica en el Extranjero?.De un tiempo a esta parte, parece como si existiera una especie de complot en contra de la familia Real. Todos sus movimientos se miran con lupa, especialmente los que se pueden reprochar. Y “haberlos haylos”.
Hemos encontrado un filón en Iñaki Urdangarín. No hay quien pare la corriente de noticias escandalosas que a diario nos sorprenden en torno al marido de la Infanta Cristina. Si hay algún hecho que últimamente ha podido hacer temblar los mismísimos cimientos de la Monarquía Española, ha sido, sin duda, el revuelo levantado con el caso Nóos.
Como colofón, tenemos el libro recientemente publicado por Pilar Eyre, “La Soledad de la Reina”.Una biografía no autorizada que narra la vida de doña Sofía “con una infancia difícil, una juventud atormentada y una larga madurez llena de momentos de plena dicha, pero también de enormes decepciones y sufrimientos”. En plena vorágine, podríamos pensar con facilidad aquello de “ni hecho aposta”.
Pero ahora me gustaría hablar de lo que muy pocos cuentan, aunque está a la vista de todos. De lo que no llena páginas de diarios, ni se escucha demasiado en los debates de radio, ni se ve en televisión. Me refiero a la gran labor que realiza la Corona para favorecer los intereses económicos de todos los españoles en el extranjero.
Para muestra, un botón. La más reciente, la concesión por parte de Arabia Saudí a España del más importante contrato internacional conseguido hasta la fecha por empresas españolas. España llevará el AVE a Arabia Saudí, uniendo La Meca y Medina, mediante un contrato de 6.736 millones de euros. Varios años de duras negociaciones y una feroz competencia entre los cuatro consorcios extranjeros, entre los que nuestra nación no tenía precisamente la propuesta más beneficiosa. Era necesario un apoyo extra. Y lo tuvimos en la figura del Rey. Don Juan Carlos supo como nadie fortalecer la ya sólida relación que le unía a la Casa Real Saudí en dos ocasiones. La primera, cuando el pasado otoño el Rey Abdulá tuvo que operarse de hernia discal, con el envío de varios telegramas de ánimo. La segunda, con el fallecimiento poco tiempo después del príncipe heredero saudí, el Sultán bin Abdul Aziz. No faltó, por parte del Monarca, una llamada de condolencia, hecho fortalecido por la asistencia a las exequias del Príncipe Felipe. Todos ellos gestos muy apreciados por el Rey Abdulá.
No es un caso aislado. Las buenas relaciones de nuestro Rey con el presidente Panameño Ricardo Martinelli, favorecieron que pudiera mediar en los 2.245 millones de euros que supusieron parte de las obras de ampliación del Canal de Panamá adjudicadas al consorcio liderado por SACYR Vallehermoso.
Conocedor de la que se cernía sobre España, fue precisamente 2009 un año en el que el Rey apoya fuertemente la apertura de oportunidades de negocio y de proyectarse al exterior de las empresas españolas. Fundamentalmente en aquellos países extranjeros que gozan de una economía saneada. De ahí su viaje a Australia y Nueva Zelanda en ese mismo momento.
Si todavía dudamos de la inmensa labor de nuestro Monarca en el extranjero, podemos dejarnos sorprender en el siguiente anexo que versa sobre las visitas oficiales al exterior del rey Juan Carlos I desde 1975 hasta la actualidad: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Visitas_oficiales_al_exterior_del_rey_Juan_Carlos_I
En relación a este tema, cabría ahora plantearnos cual es el retorno de nuestra inversión como españoles. Es decir, si lo que nuestro viajero Monarca ha conseguido hasta la fecha para España, supera lo que nos ha costado la Casa Real. Como esta misma indica en su página web, en 2011, su presupuesto asciende a 8.434.280 euros. Con su correspondiente declaración de IRPF. Si volvemos a sus logros, sobran las respuestas.
Si además, miramos el informe publicado por The Daily Telegraph en el Reino Unido basado en datos del año 2010, podemos incluso pensar que “nos sale barato”, a saber,
Reino Unido, 48,6 millones de euros;
Holanda, 39,6 millones;
Noruega, 28 millones;
Bélgica, 13,7 millones;
Dinamarca, 12,6 millones;
Suecia, 12,2 millones;
Luxemburgo, 8,7 millones.
España: 8,4 millones (2011).
Por otra parte, una República tampoco nos costaría menos. Y desconocemos si nos abriría puertas en el extranjero como ha demostrado hacer la Monarquía. Sin ir más lejos, la Presidencia de la República de Italia cuesta cada año unos 235 millones de euros. La Presidencia de la República portuguesa recibía hace no tantos años un presupuesto de 18,3 millones de euros. Y en Alemania, el Presidente Federal tiene un presupuesto anual de 39 millones de euros.
¿De verdad queremos seguir tirando piedras sobre nuestro propio tejado?