Miguel Massanet Bosch
Francisco Bacon, filósofo, canciller y par de Inglaterra (1561-1626) dejó expuesta su opinión sobre las personas astutas cuando, en sus “Ensayos”, dejó escrita la siguiente consideración: “No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente”. Y si tenemos que ser sinceros, a poco que lo queramos ver desde una óptica lo suficientemente imparcial –para evitar que nuestros ideales políticos nos nublen la mente y nos oscurezcan los sentidos –, deberemos reconocer que, el señor P.Rubalcaba, (como parece que le gusta ser nombrado desde que actúa como candidato in pectore del PSOE, con aspiraciones a la presidencia de la nación en las próximas Legislativas), con su misterioso comportamiento desde que se le designó, a dedo, como posible sustituto del señor ZP en el gobierno de la nación; ha conseguido confundirnos, nos ha llevado a erróneas conclusiones y ha desviado la atención de los ciudadanos de lo que eran sus verdaderas intenciones cuando, desde hace un tiempo ( que podríamos identificar con la insospechada aparición de los “indignados” del 15M en la Puerta del Sol de Madrid) –olvidándose de que ha sido una pieza fundamental en el gobierno del señor Rodríguez Zapatero desde que, el PSOE accedió al poder en marzo del 2004, y de que ha sido copartícipe en todas las resoluciones que el Gobierno ha tomado durante las dos legislaturas y, por tanto, cómplice necesario en las políticas económicas, financieras y sociales que han llevado a España a la crítica situación en la que nos encontramos – se ha radicalizado, ha dado un brusco giro a la izquierda y parece que ha decidido navegar a contracorriente de la política reformista y guiada del señor ZP, que se ha visto obligado a aceptar a regañadientes, a cambio del apoyo de la UE.
Todos podríamos pensar que, lo que el señor Pérez Rubalcaba pensaba conseguir era, ante todo, evitar que la cantada victoria del PP, en las próximas legislativas, fuera lo abultada que las encuestas, casi con unanimidad, van pronosticando. Pensábamos que, toda la táctica del candidato iba dirigida a evitar la mayoría absoluta del PP y, con ello, mantener la esperanza de que su partido, el PSOE, mediante las consabidas alianzas con aquellos otros partidos que temen, más que los propios socialistas, una mayoría de los populares, que saben cortaría de cuajo su carrera hacia la autodeterminación o independentismo de España, como sucede con el PNV y los partidos catalanes.
Sin embargo, a la vista de las últimas actuaciones o, mejor dicho, la falta de actuaciones, la inoperancia del ministerio de Interior y su absoluta pasividad hacia determinados sucesos que han tenido lugar en los espacios públicos de diversas ciudades españolas; la inesperado legalización de Bildu y sus evidentes connotaciones con Batasuna y ETA, como se ha podido constatar en sus primeras actuaciones en los ayuntamientos y la diputación de Guipúzcoa, en los que dominan, cuando han dado evidentes pruebas de cuáles eran sus verdaderas intenciones; con ensalzamiento del terrorismo y muestras de su simpatía por los abertzales; sin que los fiscales ( a estos a los que se los quiere involucrar más, concediéndoles plena autonomía en la búsqueda de pruebas y en la decisión sobre el traslado del expediente al juez o bien su sobreseimiento) hayan movido un dedo, como viene siendo costumbre desde que, el señor Conde Pumpido, es el Fiscal General del Estado y viene actuando a las órdenes del partido que lo nombró, el PSOE; hemos empezado a sospechar que, el señor P.Rubalcaba, nos escondía algo y que, su empeño en mantenerse el máximo tiempo en su cargo de ministro de Interior, ocultaba algunos triunfos que mantenía ocultos y no deseaba que se hicieran públicos.
Veamos si sacamos algunas conclusiones. ¿Qué haría una persona sin escrúpulos si se viera en una situación que se escapaba a sus posibilidades, sabiendo que, en unos meses, se vería obligada a ceder los bártulos a su más odiado enemigo? Intentar ponerle el máximo de obstáculos para que su victoria fuera lo más corta posible. Pero, ¿si supiera que, tampoco, estaba en sus manos el lograr, en los pocos meses que quedaban para los comicios, reducir la gran ventaja del adversario y no se veía capaz de evitar la gran victoria del adversario? Pues aquí entra en función el verdadero objetivo que, el señor P.Rubalcaba, se ha propuesto. No se trata, como pudiera parecer a primera vista, de lograr ganar las próximas elecciones, En realidad, es posible que nunca se haya planteado esta posibilidad. Entonces, ¿cuáles son sus planes? ¡Prepararle, al señor Rajoy, una legislatura infernal!, ¡conseguir una situación de actitud revolucionaria en las calles, ponerle enfrente a los dos sindicatos mayoritarios, crear un clima de rechazo a los políticos e inducir a los ciudadanos, a los parados y a todos estos grupos a los que tanto viene mimando, como es el caso de los “indignados”, a crear una atmósfera lo suficientemente densa; a convertir la calle en un nido de disturbios, impedir que los ciudadanos puedan circular con seguridad por las calles y, como ocurrió en la revolución de octubre de 1934, que los sindicatos ( hoy tan contenidos y obedientes) comenzaran a convocar huelgas generales o sectoriales, de modo que la imagen de España en el extranjero quedara seriamente afectada y ya no hubiera ningún inversor que quisiera arriesgar su dinero en nuestras deudas, pública o privada.
Las consecuencias serían letales para España y puede que, como seguramente piense el candidato del PSOE, el que el partido socialista se mantuviera próximo a las tesis del señor Cayo Lara o del señor Llamazares, además de dejar fuera de juego a IU, un partido evidentemente en una situación poco boyante, situarían al PSOE como el verdadero candidato a ser el relevo de la derecha; que habría quedado desprestigiada, no sólo ante los ciudadanos españoles, sino que, probablemente, habría quedado poco favorecida ante el resto de cancillerías europeas. Es obvio que este ataque directo de P.Rubalcaba a la banca, esta descalificación del sistema capitalista; la incomprensible tolerancia con los revoltosos “indignados” del 15M, con los que parece querer negociar o, al menos, atraerlos a su causa; la pasividad ante las vulneraciones de la ley cuando se impiden los desahucios; el utilizar, en las reuniones con las distintas logias del partido, en las que se muestra como un heredero directo de Lenín o del propio Stalin, un discurso de extrema izquierda, regresando a los viejos tópicos de la guerra de clases, la satanización de la banca y el ataque directo a las agencias de rating, a las que califica de intrigantes que sólo quieren favorecer a los intereses americanos, de pronto convertidos en el ogro maligno que conspira contra España; nos hacen sospechar que nuestro Rasputín particular piensa hacer honor al famoso intrigante ruso de la corte de la zarina Alejandrina.
Mucho me temo que, el señor Rajoy, deba de tomar en cuenta esta posibilidad antes de que, en su afán por conseguir ocupar la Moncloa se encuentre, de repente, con una situación tal que le resulte imposible aplicar las reformas, duras reformas que, sin duda, se va a ver obligado a aplicar si es que quiere, como es su deber, intentar sacar a España de la desastrosa situación en la que los socialistas nos la van a dejar. Puede que sean puras elucubraciones y también es posible que no lo sean pero, en cualquier caso, conociendo al sujeto en cuestión, analizando su currículum vitae y valorando su habilidad en manejarse por las turbulencias de la política, no creo que sea una tontería encomendarle al PP que no se duerma en los laureles. O, al menos, esta es mi idea de lo que nos puede suceder a los españoles. Claro que puedo estar equivocado.