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Diario YA


 

la extraordinaria permisividad con que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero

Rubalcaba se escora hacia la izquierda antisistema

Miguel Massanet Bosch. Muchos ciudadanos asisten estupefactos a la extraordinaria permisividad con que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero – o, ¿debiera decir del señor Rubalcaba?– contempla como determinados colectivos que primero se declararon apolíticos y ahora parece que ya no existe ninguna duda de que, sus planteamientos políticos, están adquiriendo pintas de ser poco espontáneo y muy políticos; contrariamente a lo que ellos nos quisieron hacer creer cuando ocuparon la Puerta del Sol. Nunca hemos creído en este tipo de concentraciones que pretenden ser protestas juveniles, que se cubren con la capa del victimismo y que se presentan como espíritus puros que sólo buscan erradicar las injusticias sociales, hacer una redistribución más equitativa de la riqueza y eliminar de este mundo las desigualdades que, según ellos, establecen discriminaciones entre unos ciudadanos y los otros. Y uno se pregunta dos cosas, que puede que el señor Rubalcaba nos quisiera aclarar. La primera es, ¿quién se encuentra detrás de toda esta movida que ha sido capaz de, en tan pocos días, establecerse en una plaza pública, que ha sufrido una metástasis por diversas ciudades de España, que han establecido una organización, unos servicios, unos mandos, unas comisiones de trabajo, unas cocinas para confeccionar comidas y una gradación de autoridades; aparte de atraer a ratas, pulgas, chinches y demás parásitos, encantados de encontrar la suciedad en la que se refocilan?,que han sido capaces de organizarse asambleariamente y establecer unas normas de conducta que se aplican a rajatabla en un grupo de congregados que, en teoría, no tenían ningún otro vínculo común que los uniera que el de ser unos desocupados, cuyo único objeto era reclamar que se les diera trabajo. Y, en segundo lugar, ¿hay alguien que pudiera pensar que unos desocupados, unos que no tienen trabajo ni beneficio alguno, puedan movilizar el capital necesario para establecer un campamento ocupado por varios cientos de personas? Evidentemente que no.

Ahora ya resulta que son algo más, que tienen un programa político para sustituir el sistema democrático que tenemos en España, que exigen cambios en nuestras leyes y que se muestran dispuestos a ignorar lo salido de las urnas, para pretender imponernos, a contrapelo si fuera necesario, unas pautas sociales, económicas y financieras que, casualmente, no son más que la reproducción de las emanadas del comunismo extremo practicado por la Unión Soviética, que “tan buenos resultados” tuvo en todos los países sometidos a su yugo. No obstante, hete aquí al nuevo líder del PSOE, el señor Pérez Rubalcaba que, incluso antes de haber sido investido sucesor de ZP, ya ha tomado las riendas del partido y ha iniciado lo que parece va a ser su mejor arma para promocionarse: el volantazo hacia las ideas de la izquierda radical.

Si señores, es evidente que los resultados electorales del 22 de Mayo, han creado un verdadero maremoto en las filas socialistas, algo que queda agravado ante el hecho de que los miembros del partido socialista que, hasta ahora, se lucraban de cargos oficiales y percibían sustanciosos emolumentos; de pronto, en poco más que unos pocos días, se encuentran de patitas en la calle y sin saber de que van a vivir. Es obvio que 2.262 concejales, 55 escaños autonómicos y cientos de altos cargos que han quedado cesantes, más los enchufados en los entes públicos que han venido proliferando en todas las autonomías, pueden convertirse en una pesadilla para los directivos del PSOE, que se verán obligados a dar explicaciones y buscarles salida si es que no quieren que, como ya se viene anunciando, se conviertan en otra sangría para el partido.

El señor Rubalcaba parece que ha decidido no hacer caso de las propuestas del señor Rajoy y se ha limitado a esbozar una de sus aviesas sonrisas y minusvalorar el efecto de las mismas, cuando, evidentemente, es consciente de que, el sablazo que le ha propinado Rajoy, adelantándose en anunciar su programa para las autonomías ( casi todas) en las que va a gobernar –anticipándose en la adopción de medidas de austeridad que el Gobierno de la nación hace años que debiera haber puesto en práctica y, no obstante, no ha querido o no ha sabido hacerlo –; le ha puesto en desventaja para la carrera hacia la Moncloa. Por esto Rubalcaba ha decidido que, como tiene la batalla perdida en cuanto al desempleo, a la regeneración de nuestra economía, nuestras finanzas y a la reactivación de nuestra industria, temas en los que no está ducho; se ha decantado por poner en ejecución un programa de desinformación, de guiños a la izquierda, de críticas a los empresarios, a los bancos ( quien los ha visto y los ve, cuando ZP se reunía con los grandes jerifaltes de la banca para adoptar medidas para enfrentarse a la crisis) y, de paso, utilizar aquello en lo que es un verdadero experto y que tanto le ha servido, en antaño, para salir indemne de todos los jaleos políticos en los que ha estado metido: la demagogia, el gran bluf del engaño, las medias verdades, la mentira categórica y el segarles la hierba bajo los pies de sus adversarios. Si este procedimiento le valdrá para parar las previsiones que se hacen respecto a las elecciones de marzo del 2012, estará por ver y dependerá del grado de madurez de los votantes.

Y así, mientras los anteriores gestores socialistas de las ciudades y autonomías, que han perdido ante el PP, se las ven y se las desean para intentar tirar tierra sobre las cuentas de su gestión, a fin de ocultar los despilfarros o disimular las chapuzas que su paso por la gestión municipal y autonómica han generado y, en especial, el endeudamiento que, los trapicheos y mala administración, han acumulado y que quedará de herencia para los nuevos ocupantes de los puestos que les han sido arrebatados. Mientras el tema de los ERE’s fraudulentos de Andalucía cada día va adquiriendo mayor volumen, con  la aparición de nuevos delitos, apropiaciones, malversaciones y clientelismos; en Castilla la Mancha; se anuncia que la gestión de los anteriores administradores públicos ha dejado a la comunidad en quiebra. Lo de Catalunya ya es vox pópuli y no será de extrañar que pronto salgan a la luz nuevos casos parecidos capaces de dejar el caso Gürtel, tantas veces manipulado por los socialistas, como una pequeña anécdota.

Don Alfredo haría bien en no intentar presentar la batalla como una guerra de guerrillas, basadas en descalificar, sin más, al adversario y buscar los fallos que pudiera encontrar en su gestión, para esmerarse en la labor de recomponer las goteras de su propio techo que, cada vez, se hacen más importantes y amenazan con el desplome completo del tejado de su chiringuito sobre su partido y, de retruque, sobre él mismo. Si se le ve la intención de acercarse a los “indignados” del 15M con medidas populistas como la de vigilar los sueldos de los banqueros ( que aplaudo) y la penalización de los superdepósitos ( ya veremos como reaccionan a esto las entidades financieras); debiera antes pasar revista a la actuación del partido en el que ha sido ministro insustituible y entonar el mea culpa respecto a la primera reacción que, el actual Presidente, tuvo cuando se decidió, tarde y mal, a reconocer que la crisis nos estaba amenazando de lleno. A los primeros que ayudó, avaló y dio facilidades fue, sin duda, a aquellos que fueron uno de los principales elementos de la burbuja inmobiliaria y de su desplome, o sea a los bancos a los que ahora critica. La memoria, a veces, puede resultar incómoda pero han sido demasiados los errores del PSOE y sus dirigentes para que ahora, que están contra las cuerdas, les permitamos que vuelvan a engañarnos de nuevo. Con esta experiencia nos ha bastado. O esto, señores,  es lo que a mi me parece.