José Jiménez. El pasado 17 de diciembre se produjo una noticia que ha pasado desapercibida en los medios de comunicación. Ese día la Asamblea General de la ONU adoptó, por mayoría de votos, la resolución rusa propuesta para contrarrestar el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones con fines delictivos. La resolución fue apoyada por 94 estados miembros con 59 votos en contra y 33 abstenciones.

Considero esta informcación importante teniendo en cuenta los delitos cibernéticos de los que siempre se acusa a Rusia. Pues bien, ahora este pís es precisamente el que da un paso adelante en asunto. Durante la votación, los Estados Unidos y los países de la Unión Europea demostraron vívidamente que no pretenden plantear el problema de la lucha contra el delito cibernético para su discusión en la ONU. Su objetivo estratégico es mantener el estado actual de las cosas en el espacio de información internacional, que se adapte a ellos y que tenga como objetivo mantener la desigualdad digital entre varios miembros de la comunidad internacional.

Está claro que el objetivo clave de la iniciativa es lanzar una discusión política amplia y transparente sobre la lucha contra la información delictiva y buscar y crear respuestas a uno de los desafíos más apremiantes de hoy. El objetivo de la resolución es promover un consenso mundial y elaborar enfoques concretos y prácticos para combatir el delito cibernético en ausencia de instrumentos jurídicos internacionales efectivos. Estos conceptos se reunieron con amplio apoyo en la comunidad internacional. La resolución fue coautora de 36 países, incluidos todos nuestros socios BRICS, SCO y CSTO. La mayoría de los condados en desarrollo en Asia, África y América Latina favorecieron la adopción.

Indicativamente, es Rusia quien, en el contexto de acusaciones sin fundamento regulares de la agresión cibernética lanzada contra ella, está impulsando un diálogo constructivo y abierto sobre la lucha contra el delito cibernético. Creemos que la primera resolución separada sobre este problema, adoptada en el marco de la Asamblea General de la ONU, permitirá superar algunas tendencias negativas en esta esfera para la comunidad internacional. Esperamos el máximo diálogo productivo y relevante dentro del marco de la ONU.