San Maximiliano Kolbe, el Santo de Auschwitz
Por Pawel Skibinski
Rajmund Kolbe, el futuro San Maximiliano Maria Kolbe, nació en 1894 en Zdunska Wola, una pequeña ciudad en la Polonia central, bajo el dominio ruso. Era el segundo hijo de Juliusz – de origen aleman - y Marianna, de domo Dabrowska. El padre trabajaba en una fábrica y su madre tenia una tienda, después trabajaba como partera. Ya como niño de 12 años, Kolbe tuvo visiones místicas. A la edad de trece años comenzó la educación en el pequeño seminario de los franciscanos y después de tres años entró al noviciado. Estudió en Cracovia y en Roma. En 1914 profesó los votos canónigos. En 1915 obtuvo en Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. En 1918 fue ordenado sacerdote. El joven franciscano era un hombre de diferentes talentos. Por ejemplo su pasión siempre fue por la física – en 1915 hizo el proyecto de “eteroplano” - un prototipo del cohete cósmico.
Militia de la Inmaculada
Un año antes de su ordenación sacerdotal en 1917 Kolbe fundó la piadosa unión – el
movimiento apostólico de Militia Immaculatae - Milicia de la Inmaculada. Su principal fin era
promover la veneración a la Virgen y en especial a su Inmaculado Corazón. La nueva
organización funcionaba con la bendición del papa Benedicto XV y con el patronado del vicario
general del orden franciscano. En 1919 la organización comenzó el funcionamiento en Polonia
(tenía el permiso del cardenal Adam Sapieha, el obispo que 27 años después ordenó a Karol
Wojtyla).
La militia kolbiana se desarrolló muy bien. El futuro santo comenzó con otros seis franciscanos,
y en 1930 tenia 750 000 caballeros – miembros de MI. La militia funcionó también después de
la II guerra mundial, durante los tiempos comunistas, y funciona hasta hoy – en mitad de los
anos 1990 tenia 1,6 millón de miembros. En 1997 fue aprobada como sociedad publica
internacional. El fin principal de la Milicia de la Inmaculada era “la gestión sobre la conversión
de los pecadores, herejes, cismáticos, especialmente de los masones, y la santificación de
todos bajo la protección y gracias a la interseción de la Inmaculada Virgen Maria”.
Su primera obra periodística
Para sus fines Kolbe fundó la primera de sus numerosas obras periodísticas – el mensual “El
Caballero de la Inmaculada”. Era la revista catequética para el lector masivo. El periódico
comenzó su vida en Cracovia, después se publicó en Grodno – una ciudad en la Bielorrusia de
hoy, y en fin desde 1927 en Niepokalanów – el monasterio y la ciudad fundada por el padre
Kolbe.
En 1927 la tirada del “Caballero” era de 70 mil ejemplares, en 1933 – ya de 680 mil. En 1938
“El Caballero de la Inmaculada” tenia la tirada de cerca de un millón de ejemplares. Hasta
marzo de 1939 su redactor principal fue el propio padre Kolbe. En 1939 escribió: “De momento
“El caballero de la Immaculada” está editado en latín, polaco, italiano y japonés, pero tenemos
el sueño con el tiempo no omitir ninguno de los lenguajes usados más ampliamente en el
mundo”.
Durante la guerra los Alemanes nazis permitieron solamente una única edición del periódico
de unos 120 000 ejemplares, y después de la II guerra mundial su edición fue prohibida por los
comunistas en 1952. En 1971 “El Caballero de la Inmaculada” fue restituido para los polacos de
fuera de la patria y fue editado en Italia. Su silencio forzado en la patria del padre Kolbe durará
hasta 1981. Desde 1981 el periódico existe hasta hoy.
Niepokalanów – la Ciudad de la Inmaculada
En la tierra de un donante – el duque Jan Drucki Lubecki – padre Maximiliano fundó el
monasterio Niepokalanów (La ciudad de la Inmaculada). En Niepokalanów vivian hasta 700
frailes y era probablemente el mas grande monasterio en el mundo. Aquí se imprimía su
mensual y después el muy popular diario “El Diario Pequeno”, fundado en 1935. Ambos
periódicos trataban no solamente sobre temas religiosos sino también los sociales, políticos y
culturales. Dentro del complejo se desarrollaban a la vez varias actividades: la gran basílica de
la Inmaculada, una editorial con “la redacción, la biblioteca, la tipoteca, el taller de los
linotipistas, la cincografía con los laboratorios fotográficos, las tipografías [...] y además las
distintas secciones de la encuadernación, de los almacenes y de los envíos”. También la gran
central eléctrica, los diferentes talleres y radioemisora. Incluso en los planes estuvieron
pensados una pequeña estación ferroviaria, y un aeródromo.
Maly dziennik – El diario pequeño
Desde 1935 fue publicado el diario kolbiano - Maly Dziennik – El diario pequeño. El periódico
tenía la tirada entre 150 000 hasta 250 000 ejemplares. Sus lectores eran principalmente
empleados y campesinos (en comparación: hoy en día el diario más grande de Polonia – que
tiene una población casi dos veces más grande que en tiempos de Kolbe – tiene de tirada unos
305 000 ejemplares). “El diario pequeño” era un periódico independiente de los partidos
políticos, preparado para los amplios círculos de la sociedad, para divulgar las enseñanzas de la
Iglesia católica y proteger la sociedad ante los anticristianos ideales desmoralizadores, de
enemigos y extranjeros.
La organización de la obra mediática del padre Kolbe
Su filosofía de la administración del periódico describía al padre Kolbe en la carta al voivoda
(un gobernador civil polaco) de 1928:
“En nuestro trabajo nos rige el principio de servir a cada uno y de enviar los números del
periódico a todos los, que lo quieren, independientemente de si o cuanto pueden pagar. Para
cubrir los gastos nosotros recibimos las donaciones voluntarias, vivimos en los barracas de
madera, vivimos de limosna y renunciamos todos – hasta los más primitivos – a las facilidades
de la vida. Solamente nosotros mismos trabajamos para editar el periódico, esforzándonos
mas de una vez por encima de las fuerzas, en el espíritu de nuestra vocación, en el solo fin de
conquistar las más numerosas inmortales almas posibles para la Inmaculada, elevarlas y
hacerlas verdaderamente felices. No damos empleo a los obreros seglares en ninguna parte
del trabajo, porque no podemos permitirnos a esto, y al mismo tiempo no recibimos ningún
encargo externo...”
El fin de los medios de comunicación según el padre Kolbe
Los medios de comunicación para el futuro santo se trataba principalmente como
instrumentos apostólicos. El franciscano polaco así describía la necesidad de los medios de
comunicación para la Iglesia católica: “Podemos edificar numerosas iglesias, pero si no
tenemos los medios de comunicación propios, las iglesias estarán vacías”. Su pensamiento
trataba también sobre los fines de las empresas mediáticas. Escribía: “Solamente la verdad es y
puede ser el fundamento de la felicidad tanto de los individuos como de toda la humanidad”.
Misión en Japón
En 1928 el padre Maximiliano se trasladó a Japón. No conocía el idioma, pero ya en 1930
comenzó la edición del periódico en japonés: "Seibo no Kishi" ("El Caballero de la Virgen sin
mancha”), que pronto llegó a tener la tirada de 15.000 ejemplares. El mensual era el primer
periódico católico en Japón. En Japón el padre Kolbe fundó también Mugenzai no Sono (“El
jardin de la Inmaculada”) - un monasterio franciscano parecido a Niepokalanów.
Generalmente durante su estancia en Japón empezó a editar hasta ocho revistas católicas.
Inspiró también el comienzo de labores semejantes en India y en China. En agosto 1945 la
ciudad de Nagasaki, donde Kolbe tenía una de sus imprentas, fue destruida por la bomba
atómica americana. Todos los trabajadores fallecieron más tarde, pero la imprenta quedó
incólume.
La radio Niepokalanów
En 1936 regresó a Polonia, para dirigir otra vez Niepokalanów. Después de las experiencias
japonesas decidió a organizar la pequeña radioemisora en el monasterio. Según la ley polaca
las emisoras privadas no podían funcionar. Pero los radioaficionados actuaban en onda corta.
Kolbe se hizo miembro de la Unión Polaca de Radioaficionados (su símbolo era SP3RN como la
Estación Polaca 3 – el Radio Niepokalanów). La radioemisora emitía el programa de prueba
desde diciembre de 1938, cubriendo toda la superficie del país. Su señal era la canción mariana
“Po górach dolinach”. El procedimiento de conquista la concesión estatal para la emisión
permanente fue interrumpida por el comienzo de la II guerra mundial. Después de la guerra el
radio franciscano fue reactivado en mitad de los años 1990.
La muerte del padre Kolbe
Durante la ocupación alemana los miembros de la elite polaca fueron detenidos y muchos
ejecutados o enviados a los campos de concentración por los nazis. Entre ellos también los
sacerdotes y los frailes. El padre Kolbe fue detenido dos veces. La segunda vez en febrero
1941. Fue interrogado en la prisión de la gestapo – policia política nazi - en Varsovia (la
llamado Pawiak). En mayo franciscano fue enviado al campo de concentración de Auschwitz,
donde obtuvo el número de prisionero 16670. En el campo celebraba clandestinamente la
Santa Misa y confesaba a sus compañeros de la prisión.
A fines de julio de 1941 el padre Kolbe voluntariamente ofreció su vida por otro prisionero –
Franciszek Gajowniczek, que era padre de familia. El fraile fue puesto en ayuno obligado hasta la muerte. Con los otros nueve condenados fue recluido en una celda subterránea. Después de
dos semanas el 14 de agosto de 1941 fue finalmente asesinado con una inyección de veneno -
fenol. Su cuerpo fue incinerado en el crematorio del campo.
La beatificación y la canonización
El proceso de beatificación del padre Kolbe fue iniciado por el cardenal Wyszynski – el gran
primado de Polonia de tiempos comunistas. El cardenal describió al franciscano: “Padre
Maximiliano desde los comienzos de su trabajo en Niepokalanów dió el ejemplo del trabajo
moderno, perfectamente organizado, pionero, pero siempre animado por el espíritu del
evangelio el ofrecimiento y la fidelidad”.
El papa Pablo VI lo declaró beato en 1971. Lo beatificó como confesor, pero describió su
postura como “el martirio de la caridad”. En 1982, el papa Juan Pablo II canonizó el padre
Kolbe como mártir. Era el primer “mártir del amor”, porque su muerte no fue provocado por el
odio hacia la fe cristiana, pero fue el resultado de la perfecta caridad. El compatriota del padre
Kolbe, que se sentaba en la sede papal – Juan Pablo II - dijo sobre San Maximiliano: “El mundo
necesita a los locos de Dios, que van a ir por la tierra, como Cristo, (…) como san Maximiliano,
que tuvo valentía y no retrocedió ante ningún sacrificio”.