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Diario YA


 

uno de los ejemplos positivos del afianciamiento progresivo

Sarkozy apoya al Islam en Costa de Marfil

José Luis Orella. Costa de Marfil no es un país africano más, era uno de los ejemplos positivos del afianciamiento progresivo de un modelo político europeo en África. Félix Houphouët-Boigny fue el padre de la patria marfileña, católico y patriota, fue presidente del sindicato agrícola y entró en la política francesa. Desde la independencia fue presidente del país desde 1959 hasta su fallecimiento en 1993. Bajo su mandato, estímulo la exportación de productos agrícolas (café y cacao) que proporcionaron la liquidez necesaria para un cierto desarrollo de los sectores industriales y de servicios. La economía marfileña con el apoyo de Francia, que siempre dispuso de una fuerte presencia militar en el país, se desarrolló con una fuerte presencia de mano de obra barata inmigrante, especialmente venida de Burkina Faso (unos dos millones), pero también de de Liberia y Mali. En total un 25 % de la población del país es de origen foráneo. Entre la población no africana destaca la presencia de unos 7.000 franceses, antigua metrópoli colonial y 120.000 sirios y libaneses ligados al comercio minorista, y cuya presencia r4espaldaba la estabilidad marfileña.

Sin embargo, la desaparición del padre de la patria aunó la crisis política y la división entre sus sucesores. Un golpe de Estado militar radicalizó aún más la división existente en el país. El desarrollo económico es dirigido por cuadros preparados de marfileños, con un profundo sentido patriótico, formados en las escuelas católicas de la costa. El norte del país más atrasado, ha tenido como salida tradicional, el empleo militar. La mayoría de la población es animista, un 60 % de la población, mientras el Islam llega al 30 %, pero resulta hegemónico en el norte y en el oeste. La llegada masiva de inmigrantes de los países vecinos ha propiciado el aumento musulmán y el reconocimiento de sus descendientes como marfileños, algo a lo que se han opuesto los marfileños de la costa. Entre tanto, el catolicismo que abarcaba un escaso 9 % hace veinte años, llega ahora al 31 % de la población y se disputa con el Islam el puesto a primera religión de un país con mandatarios tradicionalmente católicos.

El presidente electo Alassane Ouattara, que ha sido apoyado por las tropas francesas, es un viejo guerrillero que marginado por su origen norteño, ha conseguido aunar en sus Fuerzas Nuevas, a la población del norte y la de origen inmigrante, mientras que el derrotado expresidente Laurent Gbagbo, representaba la visión nacionalista marfileña de la mayoría cristiana del sur y centro del país. Ambos se han acusado de malversar las elecciones. Pero de lo que no cabe duda, es que si la sociedad marfileña se divide será imposible la reconciliación. Que los franceses de un Sarkozy, sediento de sangre, haya permitido que el vencedor Quattara, masacrase a un millar de cristianos en la localidad de Duekoue, ensombrece brutalmente su victoria. La inestabilidad política marfileña tiene todas las cartas para hacer de los cristianos la nueva cabeza de turco a eliminar, como enemigos del nuevo gobierno proSarkozy.