Se acabó
Fernando Ballesteros. 7 de mayo. Cuando pasan cosas como la del sábado -y si, hablo de los seis del Barcelona- vencedores y vencidos parecen olvidarse de lo que ha pasado antes. Bastante tienen unos y otros con olvidar o disfrutar lo vivido. Ahora bien, tres días después, si repasamos lo que se había escrito durante la semana previa, les aseguro que les da la risa.
Lo bueno es que no había terminado de pitar Undiano el final del partido cuando los que apelaban al miedo blaugrana cambiaron el registro. Olvidaron el cagómetro y demás expresiones de dudoso gusto. Ya no preocupaba el Barcelona, ahora hay que vender el nuevo Madrid que llegará de la mano de Florentino, el primer candidato a la presidencia de un club que no se va a tener que gastar un duro en campaña, ya se la han hecho otros desde fuera y gratis......o lo que sea.
Villa, Silva, Forlán, Aguero, Ronaldo, Kaká, Iniesta....salen todos los nombres y algunos piensan que F.P conseguirá todo lo que se proponga. Conviene recordar que el Señor Pérez va a gestionar el dinero del Real Madrid no a gastarse su patrimonio. Por eso no entiendo esa casi superstición que lleva a pensar a muchos que él conseguirá lo que se le ponga entre ceja y ceja o lo que se le sugiera desde la prensa por el hecho de tener mucho dinero en su cuenta. Pero mejor dejarlo, porque lo de Florentino, cuya precipitada y nunca bien explicada deserción, provocaron muchos de los males de hoy del Madrid, es un auténtico expediente X.
La cuestión, halando de fútbol, es que la liga ha terminado. O eso parece, porque cosas más increibles se han visto. Y escuchado y leído. Por ejemplo, quién nos iba a decir que asistiríamos al momento en el que Suso García Pitarch, el hombre que vino a aislar el sentimiento al Atlético de Madrid, iba a cargar con dureza y sin atisbo de verguenza contra Fernando Torres. Lamentable y lo que es peor Suso, ridículo, muy ridículo. Cleber, Eller, Costa, esos si que son símbolos rojiblancos y no el niño. Seitaridis, Maniche, eso es compromiso y no el del chico éste que se fue y no para de criticar desde fuera. ¡Si es que es un antiatlético!
El domingo, los rojiblancos juegan en casa. Ahora que la parroquia del Calderón le ha cogido el gusto a levantar la voz después de veinte años callada, espero que Pitarch, el hombre que le compraba lámparas a Rafa Benítez cuando este le pedía sillones, escuche el veredicto. La poca musicalidad del apellido dificultará la empresa.