Redacción. Después de la reciente visita de nuestro Papa, Benedicto XVI a la isla, y tras 53 años de larga espera, los católicos cubanos pueden celebrar por primera vez desde la Revolución como día festivo aprobado por el gobierno el Viernes Santo (6 de abril), que ha puesto fin a la Semana Santa con una procesión conmemorativa de la crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
Así, ha habido en la Catedral de la Habana una misa celebrada por el Cardenal Jaime Ortega, quien ha hablado sobre el perdón "Sin perdón no puede haber relaciones interpersonales sanas, ni vida familiar, ni convivencia social, ni reconciliación entre grupos humanos ni entre pueblos, pero cuánto nos cuesta perdonar".
El Cardenal ha añadido que “vamos a continuar esta lucha pacífica por la libertad de nuestros seres queridos pero también por una Cuba nueva, porque se respeten los derechos humanos en nuestro país", en referencia a las Damas de Blanco encabezadas por Berta Soler. La ceremonia ha sido además retransmitida por la televisión cubana.
Apenas tres días después de abandonar su Santidad la Isla, y a su petición, se solicitó a Raúl Castro que el Viernes Santo fuera un día festivo. Como respuesta a esta demanda, las autoridades cubanas anunciaron finalmente que, de manera excepcional, este año el 6 de abril tendría un “receso laboral” y dejó en manos de los órganos superiores de la Nación una determinación definitiva sobre esta medida.