Septimo
Víctor Alvarado
Rafael Gil (El Clavo), Alejandro Amenábar (Tesis), Rodrigo Cortés (Enterrrado) y , ahora, Patxi Azmecua, autor de 25 kilates y Séptimo son algunos de nuestros referentes más significativos del cine español de intriga, un género no demasiado extendido en nuestro país, aunque la cosa está cambiando.
Sebastián es un padre de familia, que está iniciando los trámites para divorciarse de Delia, mientras se prepara el papeleo, él es el encargado de llevar a sus hijos al colegio y todos los días hace una competición con sus hijos para ver quien llega antes al portal de la casa, pues ellos viven en la planta alta, pero los niños desaparecen misteriosamente durante uno de esos juegos.
Séptimo es la segunda película de Patxi Amezcua, que mantiene el nivelazo de su ópera prima, demostrando su talento en el género de la intriga como si se tratase de Alfred Hitchcock, por lo que habrán podido imaginar que hay algunos guiños al maestro del suspense como el de la escalera de caracol que recuerda a Vértigo o el de niños que desaparecen misteriosamente como el de Doris Day en El hombre que sabía demasiado. La película mantiene el tipo en todo momento, siendo, lógicamente, angustiosa y claustrofóbica porque todo se desarrolla en el interior de un edificio. El cineasta español consigue que nunca decaiga el interés por saber lo que ocurre realmente (unas veces nos encontramos con personajes ambiguos, otros sirven para constatar que las apariencias engañan…). Como dato curioso, les tenemos que decir que se rodaron dos finales. Los espectadores verán en pantalla el final más convencional.
El peso de la historia recae en una actriz como Belén Rueda, especializada en el citado género y en Ricardo Darín, que tiene un abanico interminable de registros, lo que le permite pasar de una escena simpática a una dramática casi sin despeinarse, transmitiendo una gran cantidad de expresiones que te permiten saber que pasa por la mente del protagonista sin que sea necesario el más mínimo diálogo. En definitiva, estamos ante uno de los mejores intérpretes del panorama internacional y no hay personaje que se le resista.
A pesar de tratarse de una cinta de intriga, donde todos los que somos padres vamos a sufrir como los protagonistas, el largometraje apunta temas propios de las separaciones de pareja como la custodia de los hijos, las heridas abiertas, la posibilidad de reconciliación o la inocencia de los niños que no entienden que sus padres ya no se quieran.